Hay quienes ven con reticencia la cumbre demográfica que se está celebrando en Hungría. Que se junte la derecha conservadora -liderada por el anfitrión, el primer ministro Viktor Orban- para “defender a la familia”, a la “nación” y acusar al “lobby” gay como uno de los orígenes de los problemas, puede crispar algunos nervios.