Assange Alandete
Assange Alandete

Admirado por unos, vilipendiado por otros. El caso del fundador de , , no deja indiferentes a gobiernos ni a ciudadanos de a pie. Entre los periodistas también se genera esta ambivalencia frente al activista australiano. El corresponsal en Washington del diario español “ABC”, David Alandete, y que antes fuera director adjunto de “El País”, es uno de los que mejor refleja el desencanto en torno a Assange.

El periodista español trabajaba en la capital de EE.UU. como corresponsal de “El País” en el 2010 cuando estalló el Caso WikiLeaks. Ese rotativo fue uno de los medios que recibió de Assange la primicia de los cables secretos de la diplomacia norteamericana.

“Por casualidades de la vida y contactos indirectos llegamos a Assange, yo entonces lo admiraba, pensaba que había hecho un gran servicio a la democracia exponiendo los abusos y todas las maquinaciones de la diplomacia estadounidense en el mundo”, le dijo hace pocos días al sitio web “Periodista Digital” (PD).

Este testimonio siguió a la presentación de su libro “Fake News: la nueva arma de destrucción masiva”, que vio la luz en febrero y cuyo subtítulo es “Cómo se utilizan las noticias falsas y los hechos alternativos para desestabilizar la democracia”. En esta publicación, el hombre fuerte de WikiLeaks tiene un rol protagónico no precisamente positivo.

Los ‘pecados’ de Assange

¿Cómo así se cayó del pedestal Assange? Según Alandete, a lo largo de estos últimos dos años pasaron dos cosas fundamentales para que ello ocurriera.

“Lo primero es que Assange publica por su cuenta los nombres de informantes del Ejército estadounidense en Afganistán, lo que según el Pentágono acaba costando vidas y, entonces, se acusa a Assange de tener las manos manchadas de sangre”, puntualiza Alandete en ese video de PD que puede encontrarse en YouTube.

“Lo segundo fueron sus intervenciones en varios asuntos: contra Hillary Clinton en EE.UU., a favor del ‘brexit’ en el Reino Unido y sus mensajes en medio de la crisis de independencia catalana escritos incluso en idioma catalán con inexactitudes como que ‘Cataluña será independiente o habrá otra guerra civil’ o comparando al Estado español con la Alemania nazi”, agrega.

Lo que, según Alandete, llamó la atención de “El País” -donde él trabajaba entonces- no era tanto el contenido de los tuits sino su impacto, “con 13.500 retuits y 17.400 ‘likes’ en cuestión de minutos, una velocidad inusual en las redes sociales”, según advirtió en un artículo que publicó bajo el título “Julian Assange tiene muchas explicaciones pendientes”.

Una de ellas, siempre de acuerdo con el reportero español, es la aclaración de sus vínculos con Rusia y los líderes secesionistas catalanes. “Documentamos al menos un encuentro entre Assange y estos representantes del independentismo en la embajada ecuatoriana en Londres, y luego estos partieron a Rusia”, remarca Alandete.

Una bronca en las redes

En setiembre del 2017 se desató una trifulca mediática entre Assange y Alandete a propósito de la publicación de un artículo de este, en que afirmaba que la maquinaria tergiversadora de Rusia estaba en marcha para romper la Unión Europea al decir que España se estaba resquebrajando debido al ‘procés’ catalán.

El fundador de WikiLeaks replicó que donde había tergiversación era en “El País”, pero no por Rusia sino por las coberturas de Alandete en varias partes del mundo, adjuntando además párrafos del ‘curriculum vitae’ del periodista.

Horas más tarde, Alandete publicó un nuevo artículo acusando a Assange de haber mentido sobre el proceso catalán. El contrapunto entre ambos continuó en inglés, insinuándose intereses editoriales por parte de uno y pecuniarios por parte de otro.

El último tuit de Alandete sobre Assange, publicado hoy, hace alusión al pedido de una de las mujeres que acusó al activista australiano de violación para que haya una reapertura del proceso. “Me pregunto si en este caso deben aplicarse también los principios del movimiento #MeToo y debemos creer a la mujer que acusa a Assange de algo tan grave como una agresión sexual”.

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