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España
Redacción EC

Una multitud estimada en alrededor de un millón de personas participaron en el desfile del Orgullo 2018 en Madrid, , en el que se conmemoró el 40 aniversario de la primera marcha por los derechos del colectivo homosexual en la ciudad y se reivindicaron los derechos de la comunidad transexual.

Las calles del centro de la capital española se convirtieron en una fiesta, con música, bailes, carrozas, globos y banderas con los colores del arcoiris, símbolo de la comunidad LGTBIQ+, a la que se unieron, por primera vez, dos ministros del Gobierno de España.

Reivindicaciones como la tramitación de una Ley de Igualdad para el colectivo y la visibilización de las personas transexuales estuvieron reflejadas en las pancartas que los asistentes portaron a lo largo de los dos kilómetros de recorrido, en una de las marchas del Orgullo más multitudinarias del mundo, cuya asistencia las autoridades esperaban fuera de entre uno y dos millones de personas.

Bajo el lema "Conquistando la igualdad, TRANSformando la sociedad" y encabezando el desfile estuvieron responsables de los principales colectivos LGTBIQ+ junto a representantes políticos, entre ellos los ministros de Interior, Fernando Grande-Marlaska, abiertamente gay, y de Sanidad, Carmen Montón.

En un gesto hacia la comunidad homosexual, el presidente del Ejecutivo español, el socialista Pedro Sánchez, expresó en Twitter su apoyo al colectivo y reafirmó su compromiso de seguir promoviendo políticas de igualdad.

"Seguiré trabajando para que la #igualdad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales sea una realidad en nuestra sociedad". "Hoy, y siempre, con vosotros y vosotras #Orgullo2018 #Pride", escribió Sánchez, que cambió su foto de perfil de Twitter por la bandera del arcoiris, símbolo de esa comunidad.

El desfile puso punto y final a cuatro días de fiesta oficial y once extraoficiales, ya que las celebraciones comenzaron hace más de una semana en algunos conocidos barrios madrileños como Chueca o Lavapiés.

Tras la revolución que supuso para la capital la celebración del Orgullo Mundial el año pasado, con casi tres millones de visitantes, los organizadores esperan cerrar esta edición con un descenso en el número de asistentes pero con un incremento en el gasto que, incluso, podría doblar al registrado el año anterior.

En 2017, el gasto global durante los ocho días de celebración alcanzó los 115 millones de euros, según las cifras del Ayuntamiento de la capital española, en tanto que los cálculos de la Confederación del Comercio Especializado en Madrid (Cocem) sitúan este desembolso entre los 150 y los 200 millones para este año.

Las organizaciones hoteleras de Madrid esperan un 8 % de crecimiento de la ocupación, que alcanzaría el 87 %, con picos que podrían superar los récords alcanzados en el World Pride del año pasado.

España es un referente mundial en la lucha por los derechos de la comunidad LGTBI con pasos como el matrimonio igualitario aprobado hace trece años, aunque los activistas insisten en la necesidad de llevar a trámite una Ley de igualdad.

La situación actual dista mucho de la que marcaba, al inicio de la democracia, en 1977, la llamada Ley de peligrosidad y rehabilitación, con la homosexualidad declarada ilegal y penalizada.

Hasta 1979 no se eliminaron los artículos de esta Ley relacionados con la homosexualidad y hasta 1995 no se derogó en su totalidad.

Los años 80 llegaron con cambios y aires de libertad sexual a la sociedad española, pero la pandemia del sida los apagó haciendo rebrotar la homofobia y debilitando mucho al movimiento.

No fue hasta los 90 cuando se comenzó a legislar sobre los derechos del colectivo y en 1992 nació la FLGT (Federación de Lesbianas, Gays y Transexuales).

En esta lucha por los derechos del colectivo LGTBI destacan las medidas tomadas durante el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en cuyo Gobierno se aprobó la ley de matrimonio igualitario en 2005.

Fuente: EFE

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