Christine Keeler falleció a los 75 años. Hace cinco décadas su relación con un ministro británico provocó la caída de un gobierno, en medio de un escándalo que incluyó acusaciones de espionaje y prostitución.
Christine Keeler falleció a los 75 años. Hace cinco décadas su relación con un ministro británico provocó la caída de un gobierno, en medio de un escándalo que incluyó acusaciones de espionaje y prostitución.
BBC News Mundo

Christine Keeler, la modelo envuelta en uno de los mayores escándalos políticos en el Reino Unido, ocurrido en la década de los 60, murió a los 75 años este lunes.

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"Siempre fue una luchadora, pero tristemente perdió la batalla final contra una terrible enfermedad en el pulmón", dijo su hijo, Seymour Platt.

En 1963, las revelaciones sobre su relación con el ministro de guerra británico de ese momento, John Profumo, llevaron a Keeler a las portadas de los diarios, pero su hijo dijo que esa fama tuvo un "muy alto precio personal".

El escándalo, conocido como Caso Profumo, y que incluyó acusaciones de espionaje y prostitución, provocó la caída del gobierno conservador de Harold Macmillan.

Juventud difícil

Nacida en el oeste de Londres en 1942, Keeler fue abandonada por su padre cuando aún era una niña.

Keeler sufrió abusos cuando era una adolescente. (Foto: AFP)
Keeler sufrió abusos cuando era una adolescente. (Foto: AFP)

Después, la nueva pareja de su padre y los amigos para los que trabajaba como niñera, abusaron de ella cuando era una adolescente.
Keeler abandonó la escuela, tras lo cual tuvo una sucesión de trabajos, desde camarera a modelo para cuadros.

A los 17 años, quedó embarazada. Sus intentos para abortar fallaron pero el bebé, un niño, murió días después de dar a luz.

"Tenía solo 17 años, no me quedaban muchas ilusiones y las que me quedaban pronto se desvanecieron".

Amistad platónica

Keeler encontró un trabajo en Murray´s, un club nocturno en el Soho londinense, donde servía bebidas y posaba semidesnuda en el escenario.

Por cuenta propia, tuvo relaciones sexuales con los clientes del club, aunque estas estaban prohibidas.

Fue en el Murray´s donde Keeler conoció a Stephen Ward, un osteópata entre cuyos clientes se contaban varias personas ricas e influyentes.

Ward llevaba a Keeler a fiestas donde le presentaba a sus influyentes amigos.

En una de esas fiestas, el 8 de julio de 1961, Keeler llamó la atención del entonces ministro de Guerra, John Profumo, cuando nadaba en una piscina.

Su relación con Stephen Ward era platónica. (Foto: AFP)
Su relación con Stephen Ward era platónica. (Foto: AFP)

Profumo, que estaba casado con la actriz Valerie Hobson, era considerado una de las estrellas en ascenso del gobierno conservador.

Se mantuvo en contacto con Keeler y tuvieron una breve aventura.

En esa fiesta también estaba Eugene Ivanov, agregado naval de la Embajada soviética en Londres.

Más tarde, Keeler dijo que mantuvo una relación con Ivanov al mismo tiempo que la tenía con Profumo, aunque muchos lo desmintieron.

Ella también había estado relacionada con otros dos hombres: Lucky Gordon y Johnny Edgecombe.

Gordon y Edgecombe se pelearon amargamente por Keeler. En una disputa, Edgecombe realizó disparos en un apartamento donde Keeler estaba escondida.

John Profumo con su esposa, la actriz Valerie Hobson. (Foto: AFP)
John Profumo con su esposa, la actriz Valerie Hobson. (Foto: AFP)

La posterior investigación policial llevó a la prensa a interesarse por el caso y los reporteros pronto supieron de la relación entre Keeler y Profumo.

La renuncia

Las sospechas de que Keeler había obtenido secretos de Profumo y se los había pasado a Ivanov, llevó a los laboristas a considerar todo el asunto como una cuestión de seguridad nacional.

En 1963, Profumo fue obligado a comparecer en la Cámara de los Comunes, donde negó haber mantenido relaciones sexuales con Keeler.

"La señorita Keeler y yo éramos amigos", dijo Profumo. "No había nada inadecuado en mi relación con la señorita Keeler".

El 5 de junio, Profumo renunció como ministro de Guerra, teniendo que admitir que había mentido a la Cámara de los Comunes sobre su relación con Keeler.

Keeler dijo haber mantenido una aventura con Eugene Ivanov. (Foto: AFP)
Keeler dijo haber mantenido una aventura con Eugene Ivanov. (Foto: AFP)

Los laboristas ganaron las elecciones de 1964, usando el caso Profumo para acusar a los conservadores de no ser aptos para gobernar.

Perjurio

Mientras se seguía el proceso contra Profumo, Keeler había testificado en un juicio contra Lucky Gordon, a quien acusó de atacarla. Gordon fue condenado a tres años de cárcel.

Pero en diciembre de 1963, su sentencia fue anulada por la Corte de Apelaciones, y Keeler fue acusada de mentir en su juicio.

Se declaró culpable de los cargos de perjurio y fue sentenciada a nueve meses en prisión.

Stephen Ward había sido arrestado y acusado de vivir de las ganancias inmorales de Keeler.

Su juicio empezó en 1963, pero cuando el jurado anunció su veredicto, Ward había tomado una sobredosis de pastillas para dormir. Murió en el hospital tres días después.

"Escándalo"

Tras salir de prisión, Christine Keeler desapareció de la vida pública.

Tuvo dos matrimonios, que no duraron, y dos hijos.
Aunque Keeler hizo dinero vendiendo su historia a los tabloides, ese dinero se había esfumado en los 70.

Christine Keeler se casó dos veces y tuvo dos hijos. (Foto: AFP)
Christine Keeler se casó dos veces y tuvo dos hijos. (Foto: AFP)

Publicó cinco libros sobre su vida, uno de los cuales, titulado "Scandal", dio lugar a la película de 1989 con el mismo nombre, protagonizada por Joanne Whalley.

"Víctima de su tiempo"

Cuando era joven, Christine Keeler estaba desesperada por huir de un hogar infeliz y hacer algo por sí misma. Tenía poco tiempo para preocuparse de la anticuada moral de la clase poderosa.

Desafortunadamente para ella, esa clase estaba desesperada por mantener su influencia en un país que estaba a punto de experimentar los enormes cambios sociales de los 60.

El escándalo fue instigado por la prensa sensacionalista.

"Querían saber sobre el sexo por supuesto", dijo Keeler en una ocasión. "Pero no el resto. Nadie quería saber el resto".

Douglas Thompson, periodista y autor que trabajó con Keeler en sus memorias, "The Truth Al Last", la describió como "una víctima de su tiempo".

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