Portugal y Francia refuerzan tareas para controlar incendios

Los incendios que causaron tres muertos en el archipiélago portugués de Madeira y siete heridos en el sur de Francia estaban este jueves globalmente controlados, pero la situación seguía siendo alarmante por varios focos que continuaban activos.

Colinas calcinadas, vehículos carbonizados, casas quemadas... El más violento de una serie de incendios que han azotado el turístico sur de Francia fue controlado 'in extremis' a las puertas de Marsella, la segunda ciudad del país. En total, unas 3.300 hectáreas de matorrales se quemaron.

Este jueves, sin embargo, se declaró un nuevo foco más al oeste, cerca de la ciudad de Perpiñán. Atizadas por vientos de 70km/h, las llamas ya habían arrasardo 400 hectáreas a finales de la tarde, informaron los bomberos.

Desde el miércoles, esta ola de incendios dejó heridos a tres vecinos y a cuatro bomberos, algunos de ellos de gravedad. Cientos de personas tuvieron que ser evacuadas.

"Tenemos que hacer frente a varios incendios, varios de ellos de origen criminal. Encontraremos a los autores (...) tiene que haber castigos", declaró este jueves el presidente francés, François Hollande.


"Fue terrible, había llamas delante, al lado, detrás (...) y avanzaban muy rápido", explicó Marine, cuya casa acabó rodeada por las llamas el miércoles de noche.


Su pueblo de Pennes-Mirabeau, a 17 km al norte de Marsella, parecía el jueves una localidad fantasma. Los vecinos tenían miedo de volver por los focos activos que subsistían. Varios aviones contra incendios seguían sobrevolando la zona en medio de grandes columnas de humo. 

"Los fuertes vientos pueden reactivarlos", advirtió un responsable de la prefectura, Jean Rampon, añadiendo que la sequedad de la vegetación es un "tema preocupante".
Las autoridades desplegaron 2.500 bomberos para combatir estos incendios, los más devastadores en Francia desde 2010.


- 'Catástrofe natural'-

En Portugal aún fue peor. Los fuegos arrasaron la turística isla de Madeira, conocida como "la perla del Atlántico".

En el casco histórico de Funchal, la capital de la isla, el fuego que hizo estragos desde el lunes, causando tres muertos y dos heridos graves, acabó siendo controlado recién el miércoles por la noche.

Los bomberos trabajaron toda la noche para preservar el centro histórico, cubierto por una espesa nube de humo gris. Unas mil personas, entre ellas turistas extranjeros, fueron evacuadas.

Según un balance establecido por el gobierno regional, "más de 150 casas" están inhabitables. Las llamas también destruyeron un hotel situado en la parte alta de la ciudad.

Según las autoridades locales, la envergadura de esta "catástrofe natural" se explica por unas condiciones meteorológicas muy desfavorables. "Registramos temperaturas superiores a 38 grados C, lo que no sucedía desde 1976, un nivel de humedad de 10% y ráfagas de vientos de 90 km/h", precisó la responsable del gobierno regional para la protección civil, Rubina Leal.

En el norte del territorio continental portugués, devastado por importantes fuegos desde el fin de semana, unos 1.800 bomberos aún seguían enfrentdo el jueves por la mañana una decena de incendios.

Ante esta situación, Lisboa activó el mecanismo europeo de protección civil para solicitar ayuda a Europa. Italia envió un hidroavión, que se unirá a los dos aparatos españoles que ya estaban trabajando en la zona.

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