Milagros Asto Sánchez

Doscientos años después de la proclamación de la independencia, la realidad dice que hay poco que celebrar. Los problemas estructurales, la seguidilla de crisis políticas y una pandemia feroz han ensombrecido la conmemoración del bicentenario en el Perú, del mismo modo en que otros eventos coyunturales opacaron esa fecha una década atrás en varios países de la región.