Oficiales y vehículos de la Fuerza Nacional de Seguridad montan guardia afuera del Palacio del Planalto en Brasilia, Brasil, el 11 de enero de 2023. (EVARISTO SA / AFP).
Oficiales y vehículos de la Fuerza Nacional de Seguridad montan guardia afuera del Palacio del Planalto en Brasilia, Brasil, el 11 de enero de 2023. (EVARISTO SA / AFP).
Agencia AFP

El gobierno de redobló la seguridad en este miércoles, cuando seguidores del expresidente Jair Bolsonaro anunciaron otra marcha hacia la sede de los poderes públicos, tres días después de que violentas protestas arrasaran el Congreso, la corte suprema y la Presidencia.

Mientras más de 650 personas continúan detenidas por participar en “actos terroristas”, de acuerdo con las las autoridades, circulaba en las redes sociales una convocatoria para protestar en varias capitales bajo el lema “Mega manifestación nacional para retomar el poder”.

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En Brasilia, el gobierno accionó las fuerzas del orden para resguardar la Explanada de los Ministerios, una larga avenida que concentra los edificios sede de las secretarías de Estado y que desemboca en el Congreso Nacional, el palacio presidencial de Planalto y la corte suprema.

El espacio demarcado por la Plaza de los Tres Poderes fue invadido por manifestantes bolsonaristas el domingo, cuando saquearon y vandalizaron los edificios que simbolizan el poder en Brasil.

“No hay hipótesis de que se repitan en la capital federal los hechos inaceptables que ocurrieron el día 8″ de enero, dijo el viceministro de Justicia, Ricardo Cappelli.

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Cappelli, quien fue designado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva para comandar las fuerzas de seguridad de Brasilia tras los episodios del domingo, anunció la instalación de “barreras, puestos de control y bloqueos” en los accesos a la Explanada y ordenó interrumpir la circulación de vehículos en las avenidas adyacentes.

Más de una docena de vehículos policiales, incluyendo camiones de las fuerzas de choque, resguardan la Plaza de los Tres Poderes, que fue cercada, constató la AFP.

Hasta comienzos de la tarde no se avistaban manifestantes alrededor, mientras una fuerte lluvia caía en la capital brasileña.

“Omisión y connivencia”

Las autoridades investigan quién organizó las protestas y si hubo financiamiento para los manifestantes. También investigan a los responsables de garantizar la seguridad de la capital.

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El gobernador del Distrito Federal, Ibanéis Rocha, fue separado provisionalmente del cargo mientras avanzan las pesquisas, y un ministro de la Corte Suprema ordenó la detención de Anderson Torres, exministro de Bolsonaro y quien fungía como secretario de Seguridad de la capital, por presunta “omisión y connivencia” con los desmanes del domingo.

Torres, quien fue despedido de su cargo tras los disturbios, se encuentra en Estados Unidos de vacaciones y afirmó que regresará al país. “Me presentaré ante la justicia a cuidar de mi defensa”, dijo en twitter sin precisar la fecha de su regreso.

Las imágenes de la violencia del domingo, que recordaron a los ataques del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos por partidarios del entonces presidente Donald Trump, muestran a los bolsonaristas arrasando todo a su paso.

Rompieron ventanas, rasgaron cuadros, destruyeron mobiliario e invadieron las oficinas de magistrados, diputados y del gabinete Ejecutivo.

El daño al patrimonio nacional aún no ha sido cuantificado.

Las sedes se encontraban vacías, con Lula en el interior del país visitando una ciudad azotada por las lluvias, y los congresistas de receso parlamentario.

“Personas enloquecidas”

Lula, el político más popular de la historia reciente de Brasil, cuya imagen fue opacada por escándalos de corrupción, marcó su regreso a la escena política al asumir por tercera vez la Presidencia el 1 de enero.

El líder izquierdista de 77 años, que gobernó antes entre 2003 y 2010, derrotó a Bolsonaro en las elecciones presidenciales de octubre pasado con menos de dos puntos de diferencia, un resultado que denotó la división política del país.

Cientos de bolsonaristas montaron campamentos frente a sedes militares, inconformes con el resultado electoral, protesta que devino en los actos del domingo.

En una situación sin precedentes en la historia reciente de Brasil, unas 1.500 personas llegaron a ser detenidas por las violentas manifestaciones, pero algunas fueron liberadas en las últimas horas.

“[Se trata de] un grupo de personas enloquecidas que no entendieron aún que la elección terminó”, dijo Lula este miércoles, luego de reunirse con representantes del Congreso.

“No quiero ni pensar que se trata de un golpe (de Estado), es algo menor”, expresó Lula. “Lamentablemente, el presidente que dejó el poder el día 31 no quiere reconocer la derrota”, agregó refiriéndose a Bolsonaro, quien no participó de la ceremonia de traspaso de mando.

Lula agradeció al Congreso por aprobar rápidamente su decreto presidencial para intervenir la seguridad pública en el Distrito Federal.

En Washington, los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenaron de forma unánime este miércoles los actos de “carácter fascista” en Brasil.

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