Los puestos más inestables hoy en Latinoamérica: siete ministros de Salud perdieron sus cargos

Justamente en el Perú se produjo la primera de estas bajas. El 20 de marzo, cuando los casos de coronavirus en nuestro país ya sumaban más de 250, Elizabeth Hinostroza salió del Gabinete Ministerial. “Una evaluación rigurosa nos obliga a tomar la decisión de reemplazarla por otro médico que sea experto en salud pública”, dijo aquel día el presidente Martín Vizcarra en conferencia de prensa.

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El primer ministro Vicente Zeballos, tras felicitar a Hinostroza por su compromiso con dicho sector, confirmó que se requería de un nuevo perfil en el cargo. “Esto obedece a una decisión política, ha sido necesario para esta coyuntura”, comentó antes de dar la bienvenida a Víctor Zamora, “un profesional de amplia trayectoria con 25 años en la salud pública y privada y con estudios en gestión en salud pública”.

Ecuador: Irse tirando la puerta

Al día siguiente otra ministra de Salud dejó el cargo, esta vez en el vecino Ecuador, uno de los países ferozmente atacados en los momentos iniciales de la pandemia en nuestra región. Entonces, el registro de infectados ascendía a 532 y ya se contaban siete fallecidos.

En medio de la emergencia, Catalina Andramuño presentó su renuncia, lamentando en su misiva que “los postulados técnicos y médicos para enfrentar la crisis del COVID-19 no encontraran eco en muchas instancias del Gobierno”.

Además de quejarse de que enfrentar la emergencia sin recursos era complicado, Andramuño lamentó la imposición de funcionarios sin conocimiento de salud pública en su cartera.

El gobierno de Lenín Moreno no hizo mayor caso a esta cirujana y nombró en su reemplazo al cardiólogo Juan Carlos Zeballos, experto en epidemiologías, que continúa hasta hoy. Ecuador tiene oficialmente reconocidos 51.643 casos de COVID-19 y 4.274 fallecimientos debido a dicho mal.

Brasil: Pugna imposible con Bolsonaro

El país con mayor número de infectados y de decesos en Latinoamérica vive un drama sanitario de proporciones desde las estructuras mismas del oficialismo. La postura del presidente Jair Bolsonaro de oposición a las rígidas normas de cuarentena ha provocado que el despacho de Salud haya visto a pasar a tres ministros en menos de tres meses.

Luiz Henrique Mandetta, doctor especializado en ortopedia infantil que ejercía el cargo desde la llegada al poder de Bolsonaro en enero del 2019, acabó sus días en el ministerio el 16 de abril, cuando ya la relación con el gobernante se había vuelto insostenible debido a sus puntos de vista contrapuestos sobre cómo enfrentar la pandemia.

Las medidas de aislamiento social recomendadas por Mandetta nunca fueron aceptadas del todo por el líder ultraderechista. Este hasta le había pedido menos exposición pública, lo cual había convertido al entonces ministro en uno de los más populares del Gabinete. Menos de 2 mil muertes tenía Brasil cuando Mandetta tuiteó que acababa de escuchar que Bolsonaro lo había destituido. Hoy los que han perdido la vida debido al COVID-19 son casi 54 mil.

Nelson Teich, un reconocido oncólogo, fue presentado al día siguiente como su sustituto. Con un perfil más bajo que su antecesor, Teich asumió la difícil misión de convencer al jefe de Estado de la magnitud de la emergencia sanitaria, pero se rindió el 15 de mayo, es decir, antes de cumplir un mes en el cargo.

Según fuentes políticas, las mayores diferencias entre Teich y Bolsonaro no solo fueron en relación a las cuarentenas (tal como le sucedió a Mandetta) sino también por el uso de la cloroquina para tratar a los pacientes del coronavirus, algo que el mandatario promovía a diestra y siniestra aún con los reparos de organizaciones médicas del país y del mismo Teich, y por la decisión gubernamental de considerar actividades esenciales a los gimnasios, peluquerías y salones de belleza con el objetivo de que volvieran a funcionar.

Aunque en principio solo tenía carácter de interino, Eduardo Pazuello, un militar experto en paracaidismo sin experiencia alguna en temas médicos, ha quedado al frente de la difícil cartera y la prensa ha criticado que haya puesto a personal castrense de alto rango en puestos clave del ministerio. Esos mismos medios han creado un consorcio para averiguar y dar información fiel del avance del coronavirus, pues no confían en las cifras oficiales.

Chile: Caída en medio de críticas

Jaime Mañalich era uno de los hombres fuertes del Gobierno Chileno en el actual contexto, además de un buen amigo del presidente Sebastián Piñera. Pero el COVID-19 no sabe de estas cercanías. El 13 de junio, curiosamente a un año exacto de haber asumido el cargo, fue destituido en momentos de gran tensión en el vecino del sur debido al aumento de contagios y muertes en medio de la cuarentena obligatoria.

En su contra pesaron mucho las críticas recibidas tras cambios en la metodología para contabilizar a los fallecidos -que hoy se acercan a los 5 mil-, que ha sido inexplicable para muchos epidemiólogos, según reportó la agencia Efe.

La gota que rebalsó el vaso fue una publicación que señalaba que el Ministerio de Salud había informado a la OMS que los muertos por el coronavirus ya habían superado los 5.000, bastante por encima de las cifras de los últimos reportes oficiales.

El Gobierno Chileno ha cambiado al menos tres veces la metodología de conteo desde el inicio de la crisis y los presidentes de los principales partidos de oposición habían urgido por su renuncia desde principios de este mes debido a que había “perdido credibilidad y confianza”.

“Todos sabemos que la mejor forma de enfrentar la pandemia es con unidad, con diálogos y acuerdos”, lanzó en un mensaje ambiguo Piñera el día que anunció el cambio en el ministerio.

Guatemala: Agotamiento físico y mental

Más de 600 fallecimientos han convertido a Guatemala en la nación centroamericana más afectada por el coronavirus en cuando a víctimas mortales. El empeoramiento de la situación le costó el puesto el viernes 19 de este mes al ministro Hugo Monroy.

“Al doctor Monroy le tocó asumir en medio de una crisis mundial con un sistema de salud muy colapsado. Eso le generó cansancio físico y mental”, anunció hace seis días el mandatario Alejandro Gianmattei.

Lo cierto es que, tras cinco meses al frente de la cartera, Monroy venía recibiendo fuerte críticas por su manejo de la pandemia, sobre todo por la falta de garantías de salud y protección para médicos en hospitales. Además, se suscitó en las últimas semanas una controversia por los datos sobre los muertos por COVID-19 y por la baja ejecución presupuestaria, que no alcanzaba el 20% en plena crisis.

Un combo de críticas que pusieron punto final a su paso por el ministerio, pero que no alejan a Monroy del ruedo, ya que -según el presidente- pasará a dirigir una unidad médica que se encargará de construir siete hospitales con fondos del Banco Mundial.

Panamá: Última destitución

El país con más contagiados en Centroamérica (la cifra está por llegar a los 30 mil) es el último que ha purgado a su máxima autoridad en salud. El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, le bajó ayer el pulgar a tres ministros, entre ellos Rosario Turner, pediatra que estaba a punto de cumplir un año al frente del despacho de Salud.

“La gestión de la actual crisis sanitaria que enfrenta el país demanda de nuestro gobierno la adopción de medidas excepcionales en estos tiempos difíciles”, justificó el presidente Laurentino Cortizo.

El mandatario, empero, reconoció la labor de la ministra cesada. “Panamá tiene una deuda impagable con la ministra Turner”, dijo, acaso acordándose de que la reducción del índice de contagios en mayo permitió al gobierno la reactivación económica en varios rubros. Una nueva subida de la curva le habría pasado factura.

Según la agencia France Press, la destitución de Turner causó sorpresa en buena parte de su equipo, aunque los medios locales ya venían especulando desde días atrás con su renuncia por supuestas discrepancias en el manejo de la crisis.

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