El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís. Foto: Reuters
El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís. Foto: Reuters

Rubn Guillemi/ GDA/ La Nacin de Argentina

Costa Rica est en el centro de la escena, y no slo por su histrico logro de llegar a cuartos de final del campeonato de ftbol. Cada tanto este pequeo pas centroamericano, que ostenta el rtulo de la democracia ms antigua de Amrica Latina, da algn batacazo tico que hace sonrojar a una regin que no suele brillar en esta cuestin.

El flamante presidente Luis Guillermo Sols, un politlogo de 56 aos de centroizquierda que asumi el cargo hace dos meses, decidi ahora cortar de raz cualquier culto a la personalidad: prohibi la colocacin de su nombre en las placas inaugurales de las obras que se realicen durante su gobierno y orden quitar su retrato de todas las oficinas pblicas.

Las obras son del pas y no de un gobierno o un funcionario en particular explic Sols. El culto a la imagen del presidente se acab, por lo menos, en mi gobierno.

En realidad, su decisin tuvo mucha ms repercusin en el exterior que dentro de Costa Rica, un pas acostumbrado a la sobriedad en la vida poltica.

Cmo hizo esta nacin paraso del ecoturismo, con una superficie semejante a la provincia de Jujuy, para convertirse tantas veces en un modelo tico y alcanzar un nivel de calidad de vida que le hizo merecer el ttulo de el pas ms feliz del planeta, segn la organizacin britnica New Economics Foundation.

La proporcin de diablos que nos ha tocado en Costa Rica es similar a la del resto del mundo. La diferencia es que nuestros diablos no pudieron impedir que se hicieran algunas cosas buenas, advierte con humor el acadmico Jorge Vargas Cullel, del think tank Estado de la Nacin.

Vargas Cullel menciona tres pilares que limitaron la accin de los diablos ticos.

Primero, la homogeneidad social que brind una economa basada histricamente en la exportacin de caf, que incluy a grandes, medianos y pequeos productores. Segundo, el acuerdo social del siglo XIX para que la competencia poltica en los comicios fuera el nico mtodo para llegar al poder y, tercero, la abolicin del Ejrcito tras la guerra civil de 1948, cuando naci la democracia. En los aos 60 y 70, mientras los civiles golpeaban a las puertas de los cuarteles en Amrica latina, aqu no haba cuarteles donde llamar, dice.

Vargas Cullel marc tambin una diferencia que le llam la atencin durante una visita a la capital argentina. En Buenos Aires, hay muchas estatuas de prceres y jefes de Estado. En Costa Rica, no es algo habitual el culto a la personalidad, y los presidentes suelen tener un bajo perfil.

De hecho, en San Jos no hay residencia presidencial ni nada parecido. El jefe de Estado duerme en su propia casa. El presidente Sols vive en un edificio de monobloques del barrio capitalino de Escalante, de clase media, junto a su esposa y cinco hijos, y va diariamente a su trabajo como cualquier otro costarricense.

Es frecuente, y no se trata de un gesto demaggico aislado, que el primer mandatario llegue manejando un auto sin guardaespaldas.

Cuando cientos de miles de ticos salieron a festejar su pase a cuartos de final e inundaron las calles de San Jos, el presidente Sols , sin custodia a su alrededor, fue uno de los hinchas que gritaron junto a la Fuente de la Hispanidad. Pero no mucha gente percibi su presencia.

El jefe de Estado en Costa Rica tiene adems algunas limitaciones legales que traban cualquier sueo caudillista. En Amrica Latina, se espera que los presidentes opinen sobre todos los asuntos terrenales y divinos, dice con irona el historiador y ex embajador en Venezuela Vladimir de la Cruz. Pero en Costa Rica, el jefe de Estado est impedido por ley de participar en el debate de asuntos pblicos. Por ejemplo, cuando Oscar Arias llam en 2007 a un referndum sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos se tuvo que cuidar mucho de no dar a conocer su opinin. El presidente debe estar por encima de la polmica partidaria.

Ms all de estas cuestiones que diferencian a Costa Rica de la regin, el presidente Sols tiene por delante varios desafos, entre otros mejorar la situacin del 20% de la poblacin que es pobre. Adems, el mandatario que fue elegido en segunda vuelta por el 78% de los votantes bas su campaa en la lucha contra la corrupcin con el lema: Con Costa Rica no se juega, y prometi que al finalizar los primeros 100 das de gobierno dara un informe sobre la administracin pblica. Se animar a denunciar y llevar a la Justicia los hechos de corrupcin que critic durante la campaa?

se ser el momento clave en que se ver si Sols est dispuesto a avanzar de los gestos a los hechos.