Las autoridades en Argentina aún investigan los motivos que llevaron a un hombre de 35 años, de origen brasileño, a atentar contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la noche del jueves.
Pero muchos en este país sienten que el ataque no fue un incidente aislado, sino el corolario del ambiente de extrema crispación que se viene viviendo en las últimas dos semanas.
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Argentina lleva casi dos décadas sumida en “la grieta”, como llaman aquí a la polarización entre los partidarios del kichnerismo, el movimiento populista que gobernó Argentina entre 2003 y 2015, y que hoy forma parte de la coalición gubernamental, y quienes son acérrimos anti-kirchneristas, principalmente los alineados con el expresidente de centroderecha Mauricio Macri, quien sucedió Cristina Kirchner en 2015, por un período.
Pero esa enemistad pareció haber alcanzado su punto máximo en las últimas dos semanas, luego de que un fiscal en un proceso que juzga a la exmandataria por corrupción pidió que se la condene a 12 años de cárcel y se la inhabilite de por vida para ocupar cargos públicos.
Fue ese pedido, el pasado 22 de agosto, el que llevó a cientos de simpatizantes a agruparse frente al domicilio de la vicepresidenta para expresarle su apoyo.
Esa noche hubo enfrentamientos con manifestantes "anti-K" que habían ido a celebrar el pedido del fiscal al mismo lugar, pero la policía logró separar a los grupos y no hubo incidentes serios.
Sin embargo, desde entonces, los partidarios más apasionados de la expresidenta venían llevando una especie de guardia o vigilia frente a su departamento.
Esto había caldeado los ánimos de los opositores ya que la movilización se llevaba a cargo en un lugar con alto contenido simbólico: el barrio residencial de Recoleta, uno de los más ricos y exclusivos de Buenos Aires, pero también uno de los más antikirchneristas y antiperonistas.
El peronismo, fundado por Juan Domingo Perón hace más de 70 años, es un movimiento popular que ha agrupado diferentes tendencias políticas a lo largo de su historia -como por ejemplo al kirchnerismo en la actualidad- y ha protagonizado grietas ideológicas desde el siglo pasado, tanto entre peronistas y antiperonistas como al interior del mismo movimiento.
Arma cargada
Tras una semana de manifestaciones y quejas de los vecinos, la situación volvió a tensionarse el sábado 27, cuando el gobierno de la ciudad, encabezado por un político macrista -y probable candidato en las elecciones presidenciales del año próximo- decidió poner vallas en las inmediaciones de la residencia de la vicepresidenta para impedir el acceso de los manifestantes.
En reacción, miles de partidarios kirchneristas y peronistas se concentraron en el lugar para derribar las vallas, y se enfrentaron con la policía de la ciudad, dejando un saldo de 14 policías heridos y tres detenidos.
Al igual que lo que había ocurrido tras los choques del lunes, varios observadores resaltaron con alivio que los incidentes no habían escalado y llevado a un desenlace más grave.
Fue en ese ambiente de extrema tensión que ocurrió el atentado contra la vida de Cristina Kirchner en la noche del jueves.
Fernando Sabag Montiel, el presunto atacante, que fue detenido por la policía, se había colado entre la muchedumbre de simpatizantes que estaban alentando a la vicepresidenta cuando volvía a su residencia a eso de las 21 hora local.
Las imágenes escalofriantes tomadas por varios de los manifestantes muestran el momento en que el hombre acercó su arma a centímetros del rostro de la vicepresidenta, y -según aseguran las autoridades- apretó el gatillo.
Por motivos que aún se investigan, el arma no se disparó, aunque estaba cargada con cinco balas.
La crisis
Este ahondamiento de "la grieta" se da un contexto de creciente vulnerabilidad social, con una aceleración de la inflación que ya ha superado la barrera del 70% anual, una de las peores del mundo.
Cerca del 40% de los argentinos hoy son pobres, una cifra que aumenta al 50% entre los niños menores de 14 años.
Y algo que en el pasado garantizaba protección, como es el trabajo, hoy ya perdió esa capacidad: un tercio de los ocupados viven por debajo del nivel de pobreza, según datos de 2021 del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
Y 45% de la población necesita ayuda del Estado para sobrevivir, de acuerdo con el Observatorio.
Incluso quienes están mejor económicamente han sufrido mucho en los últimos años, perdiendo casi un cuarto de su poder adquisitivo en los últimos cinco años.
Este golpe al bolsillo de los argentinos ha aumentado la sensibilidad social, provocando marchas y protestas casi a diario, que interrumpen la circulación y crispan aún más el ambiente en Argentina.
Qué pasará ahora
Tras el ataque fallido contra la vicepresidenta, que causó enorme consternación en la sociedad y fue repudiado por la mayoría de dirigentes de ambos lados de "la grieta", el mandatario Alberto Fernández habló por cadena nacional sobre la gravedad de lo sucedido.
"La paz social ha sido alterada", dijo casi a la medianoche, asegurando que el hecho fue "el más grave que ha sucedido desde que hemos recuperado nuestra democracia".
"Cristina permanece con vida porque, por alguna razón, el arma que contaba con cinco balas no se disparó pese a haber sido gatillada", aseguró.
"Convoco a todos y a cada uno de los argentinos y argentinas, a toda la dirigencia política y social, a los medios de comunicación y a la sociedad en general a rechazar cualquier forma de violencia. Necesitamos aislar, no convalidar y repudiar las palabras descalificadoras, estigmatizantes y ofensivas que solo nos dividen y enfrentan", señaló el presidente.
En un acto que sorprendió a todos, el jefe de Estado decretó un feriado nacional para el día que estaba por empezar, para que, "en paz y armonía, el pueblo pueda expresarse en defensa de la vida, de la democracia y solidaridad con nuestra vicepresidenta".
Sin embargo, muchos han criticado la decisión, considerando que es imprudente convocar a movilizaciones en un momento de tensión política tan alta.
Los principales sindicatos del país convocaron a una marcha a la emblemática Plaza de Mayo, frente a la sede gubernamental, la Casa Rosada, para las 14hs local (17GMT).
Varios dirigentes sindicales realizaron declaraciones en la antesala de la marcha responsabilizando a los medios críticos, a la Justicia y, sobre todo, a la oposición macrista, por haber fomentado el "clima de odio" que, a su entender, derivó en el ataque contra la vicepresidenta.
Dos provincias gobernadas por líderes de la opositora coalición Cambiemos, integrada por el macrismo, decidieron no adherirse al feriado de este viernes.
“Hoy se debe trabajar con normalidad, que es la mejor forma de repudio a cualquier expresión de violencia y adhesión a la paz social”, señaló el gobierno de Mendoza.