Estrenó ropa y fue a peinarse a la peluquería. Aquel día, Thelma Jara de Cabezas, una de las Madres de la Plaza de Mayo, debía estar radiante para su encuentro con los periodistas de una de las publicaciones más leídas de Argentina.
Toda preparación era poca para una entrevista que se recordaría durante décadas.
"Habla la madre de un subversivo muerto", reza el título de la portada de la revista "Para Ti" del 10 de septiembre de 1979, justo debajo de una foto de su especial de moda argentina.
Dentro del ejemplar, entre un reportaje sobre los grandes nombres de la alta costura francesa, fotos de Sofía Loren y recetas de cocina, aparece el rostro de una mujer angustiada.
"La señora Thelma Jara de Cabezas es un testimonio nunca antes contado. Es sacar a la luz la verdad y la infamia que se esconde detrás de grupos con clara e inequívoca ideología", cuenta la publicación.
Lo que no supieron los argentinos es que Thelma no fue voluntariamente a la peluquería ni estrenó vestido por deseo propio.
Ni que ella era en realidad una de las prisioneras del centro de detención clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales sitios de tortura del régimen militar (1976-1983) en Buenos Aires.
Thelma había sido secuestrada por prestar apoyo a Montoneros, la guerrilla peronista de izquierdas en la que militaba su hijo Gustavo, un estudiante de 17 años que había "desaparecido" el 10 de mayo de 1976, cuando una patrulla del gobierno lo subió a un vehículo y se lo llevó, sin que hasta la fecha se conozca su paradero.
La entrevista que leyeron los argentinos entre fotos de la colección Primavera-Verano fue fraguada con la intención de cambiar la percepción que parte de la sociedad tenía de los grupos que combatían a la Junta Militar, así como con el fin de generar división entre organizaciones humanitarias.
En una medida sin precedentes, 35 años después de aquel reportaje, un juez federal argentino ordenó el procesamiento de quien entonces era jefe de redacción de la revista, Agustín Botinelli, quien rechaza las acusaciones.
BBC Mundo le presenta el caso de la entrevista que, según la Justicia argentina, buscó difundir la idea de que las desapariciones, torturas y asesinatos del régimen argentino eran un invento de las organizaciones de derechos humanos.
LA CONFITERÍA
Gustavo, el hijo de Thelma, fue uno de los "desaparecidos" por el régimen argentino. (Foto: BBC)
La cita era en la confitería Selquet del barrio de Bajo Belgrano, en Buenos Aires, no muy lejos de la ESMA, el centro al que Thelma había sido llevada tres meses antes de la entrevista, en abril de 1979, por su colaboración con Montoneros y su activismo en la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas.
La mujer, de 52 años, había sido una de las primeras madres en dar la vuelta a la Pirámide de Mayo, tras la desaparición forzada de su hijo Gustavo Cabezas.
Hasta el café había sido conducida con anteojos ahumados, para dificultarle la tarea de reconocer el camino.
Ese lugar todavía existe, hoy renovado como un moderno bar restaurante, con grandes columnas y enormes ventanales.
"Entramos a la confitería, ella estaba sentada en una mesa junto a la ventana, con las cortinas cerradas. El lugar estaba casi vacío, a eso de las 10 y media de la mañana", le cuenta a BBC Mundo Tito La Penna, el fotógrafo que retrató a la Madre de Plaza de Mayo en septiembre de 1979.
"Para mí esa era una nota más", dice.
Pero no lo fue.
La declaración ante la Justicia de La Penna y el redactor de la revista, Eduardo Scola, que habían sido mandados allí sin saber que estaban frente a una secuestrada, contribuyeron a armar el rompecabezas de la "Operación Para Ti".
"Me quedó grabada la entrevista porque ella era la primera persona que hablaba de un desaparecido", cuenta el fotógrafo, que por entonces tenía 29 años.
En el local había además varios jóvenes, uno sentado junto a Thelma al que ella presentó como amigo de su hijo -según cuenta La Penna- y otros en otra mesa.
"Altos, delgados, fuertes...", con el paso del tiempo el fotógrafo entendió que no se trataba de simples clientes del café, sino miembros de las fuerzas de seguridad. "¡Ojalá hubiera sabido más!".
Ella le pidió que no fotografiara a los jóvenes y que no se pudiera identificar el lugar, así que todas las imágenes de la entrevista, tomadas con la Nikon F2 de La Penna, fueron unos simples primeros planos de ella en blanco y negro.
Tan sencillos que cuando volvió a la redacción de la revista su jefe de fotografía le reprochó la baja calidad de las imágenes: "¡Mirá la mierda que hiciste, boludo!".
LA PUBLICACIÓN
"Nunca más supe de él", una de las cartas de Thelma a las autoridades sobre su hijo desaparecido. (Foto: BBC)
"Mi nombre es Thelma Dorothy Jara de Cabezas. Soy viuda. Tengo 52 años. Viví separada de mi esposo los últimos 17 años. Mi hijo se llamaba Gustavo Alejandro. Era un chico muy dulce. Sus sentimientos no tenían nada que ver con la violencia".
Así se presenta Thelma en el texto publicado por Para Ti, por aquellos años parte de la Editorial Atlántida.
"Su desesperación la llevó a recorrer los siniestros caminos que organizaciones subversivas tienen preparados para especular con el dolor de las familias deshechas por su propia culpa, por su política de odio y de violencia", reza el texto.
En su declaración durante al juicio a las Juntas, en 1985, la entrevistada aseguró que había recibido instrucciones "para desprestigiar a los organismos de derechos humanos y desmoralizar a los familiares".
"Lo hacés si querés. Acá no se obliga a nadie a hacer lo que no quiere. Pero si no querés, puntos suspensivos", le había dicho antes uno de los oficiales de la ESMA a Thelma, según ella misma contó hace años al diario Página 12, para convencerla de hacer la fraudulenta entrevista.
Asegura que el texto publicado en la revista se parece poco a sus palabras originales dichas a los dos periodistas de la revista con los que se encontró en la confitería.
Por ejemplo, en el texto da por muerto a su hijo, algo que -según explicó ante la Justicia en los años 80 y a diferentes medios de prensa- ella nunca aseguró en realidad.
"Prefiero aclarar ya, antes de seguir hablando, que mi hijo murió en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad", se lee en la publicación.
Poco después de la salida de la revista, el diario Buenos Aires Herald -en aquellos años, uno de los pocos en dar espacio a activistas de derechos humanos y denuncias de crímenes cometidos por el Estado-, destaca el lenguaje castrense de la entrevistada, poco común para una Madre de Plaza de Mayo.
"¡La desesperación de esta mujer de no poder gritar durante la entrevista!", dice el fotógrafo.
Hoy, a sus casi 90 años, sus problemas de salud mantienen a Thelma alejada de los medios.
Su otro hijo, Daniel, le cuenta a BBC Mundo cómo reaccionó al ver la publicación: "En el momento en que yo veo la nota me alegro, me aferro a la revista porque era una prueba de que estaba viva", dice.
"Pero luego me doy cuenta de que no hay ni una palabra de mi madre en la entrevista".
"Ella pensó: si sale una nota Daniel va a saber que estoy viva, pero fue a la entrevista sabiendo que iba a volver a la ESMA", explica. Y a la ESMA volvió.
EL IMPACTO
Según el otro hijo de Thelma, Daniel, la entrevista sirvió para saber que su madre estaba viva. (Foto: BBC)
La publicación de la entrevista coincidió con la llegada a Buenos Aires de un comité de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos.
"El objeto del reportaje habría sido poner en duda u ocultar la práctica de detenciones ilegales y desapariciones forzadas, incluida la de la propia entrevistada, y difundir la idea de que la existencia de las desapariciones era una mentira sembrada por las organizaciones de derechos humanos", asegura el juez Sergio Torres, a cargo de la investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA, donde permanecía detenida la entrevistada.
Con esta operación se pretendía además dividir a los grupos que denunciaban los crímenes del Estado: ¿cómo ella, una de las primeras militantes de la Plaza de Mayo, podía rechazar públicamente y de manera tajante a sus compañeros y a organismos internacionales?
"Algo de efectividad tuvieron con esta nota", cuenta su hijo, Daniel.
"Algunos sectores de organismos de derechos humanos lo reconocieron como reportaje verdadero, se lo creyeron y rechazaron a mi madre, lo que le generó un aislamiento. Ella lo pasó muy mal".
El 7 de diciembre de 1979, Thelma Jara de Cabezas salió de la ESMA. "La Vieja", como la llamaban en el centro por ser una de las detenidas de mayor edad con sus 54 años, fue liberada sin explicaciones.
¿Una recompensa por la entrevista? "Nunca sabremos por qué", cuenta su hijo.
CUATRO DÉCADAS DESPUÉS...
La mayoría de los secuestradores de Thelma están en prisión, de Gustavo (arriba) nunca se supo su paradero. (Foto: BBC)
La mayor parte de los militares que mantuvieron secuestrada a Thelma fueron condenados a prisión, entre ellos Ricardo Miguel Cavallo, el marino que amenazó a Thelma para que hablara con los periodistas y que fue sentenciado a cadena perpetua en el 2011.
Casi cuatro décadas después de la nota, un juez procesó también al jefe de redacción de la revista, el civil Agustín Botinelli, por delito de coacción.
Así, Botinelli se convirtió este año en el primer periodista de la historia de Argentina procesado en el marco de la investigación de los crímenes contra los derechos humanos durante el régimen de facto que gobernó el país de 1976 a 1983.
Según el juez, "se valió de la situación amenazante que atravesaba la mencionada Jara de Cabezas, respecto de su vida y su integridad física, arbitró los medios necesarios para que se le realizara la mencionada entrevista, resultando su acción apta para vulnerar el bien jurídico protegido por la norma, para luego fraguar su contenido y ordenar su publicación en la revista Para Ti", sostiene el juez.
Durante su declaración, Botinelli rechazó las acusaciones y negó haber participado en un operativo semejante. Sostiene que si algo tocó de aquella entrevista fue algún error gramatical, no parte de su contenido.
En la causa estaba también imputado uno de los dueños de la editorial Atlántida, Aníbal Vigil, ya fallecido.
A través de su abogado, Botinelli rechazó dar su versión de la historia a BBC Mundo.
El periodista "esperará el resultado de este proceso para analizar los pasos a seguir en función a la causa que se ha formado en su contra", según aseguró su defensor a BBC Mundo.
Daniel Cabezas todavía guarda en un plástico la publicación que cambió la vida de su madre.
"Es complejo saber qué hubiera pasado si no hubiera salido esta revista", señala.
Cree que estas páginas quizá sirvan para investigar las complicidades y responsabilidades de los medios de comunicación en los crímenes de Estado en aquellos años.
Daniel guarda de nuevo y con cuidado aquel número de la revista con el especial de moda, las fotos de las actrices de Hollywood y la entrevista de su madre.
"En la historia de mi familia, esta nota permitió saber que mi madre estaba viva. Y seguir denunciando todo lo que hacía la dictadura".