Recientemente, Marcelo Odebrecht ha declarado detalles del financiamiento de campaña de los favoritos en las elecciones presidenciales del 2011. (Foto: El Comercio)
Recientemente, Marcelo Odebrecht ha declarado detalles del financiamiento de campaña de los favoritos en las elecciones presidenciales del 2011. (Foto: El Comercio)
Gisella López Lenci

podrá celebrar la Navidad en su casa. El heredero de la fortuna familiar, presidente de la empresa constructora más importante de y América Latina, y responsable de una de las tramas de corrupción más escandalosas de la historia reciente, vuelve este martes a su residencia de Sao Paulo.

El empresario fue condenado a 19 años y 4 meses de prisión, pero gracias a la colaboración eficaz –en la que está señalando a todos los políticos de alto rango que recibieron sus ‘ofrendas’ a cambio de contratos– la justicia brasileña le redujo la pena a 10 años, por los cargos de lavado de dinero y asociación ilícita, como parte del Caso Lava Jato.

Según el acuerdo, los primeros dos años y medio estaría en régimen cerrado en la cárcel de la Superintendencia de la Policía Federal, en Curitiba, tiempo que se cumple este martes. Luego, pasará otros dos años y medio en arresto domiciliario y con grillete electrónico.

Después, por el mismo período, estará en un régimen semiabierto donde podrá salir los fines de semana y feriados. En esta la última etapa también tendrá la posibilidad de trabajar, aunque ya no en la empresa de su familia. Marcelo, el ‘príncipe’, apelativo que le puso la policía, caminará con libertad por las calles de Brasil recién en el 2025.

Pero el tiempo en que estará en su casa no la pasará tan mal. Su celda de 12 metros cuadrados se convertirá en una residencia de 3 mil metros cuadrados en una de las zonas más exclusivas de Morumbí, en Sao Paulo.

(Foto: O Globo, GDA)
(Foto: O Globo, GDA)

La residencia –con una inmensa piscina, cancha de fútbol, habitaciones con amplios vestidores– está dentro de un condominio de máxima seguridad rodeado por cámaras donde hay otras 39 casas. Solo para poder acceder al complejo hay que pasar por cinco miembros de seguridad, como lo constató el diario “O Estado de Sao Paulo”. La mansión, además, está valorizada en US$9 millones y solo el mantenimiento cuesta US$20 mil al mes.

La exclusividad del barrio ya preocupa a los vecinos, que temen un aluvión de periodistas y curiosos para conocer dónde pasará sus días el empresario.

El acuerdo estipula que Odebrecht podrá recibir en en su casa a parientes de hasta cuarto grado de consanguinidad, además de 15 personas que él ha escogido, bajo conocimiento de los jueces.

— Familia rota —

Pero hay un pariente muy cercano que quizá casi no visite a Marcelo. Su propio padre, Emilio, y patriarca de los Odebrecht. Según medios brasileños, Emilio pasará la Navidad en su casa de Bahía, y no irá a Sao Paulo para estar con su hijo, lo cual pone en evidencia el alejamiento entre los otrora hombres más poderosos del país.

Desde la captura de Marcelo en junio del 2015, Emilio fue partidario de alcanzar un acuerdo de delación premiada para salvaguardar a la empresa, algo que no quería aceptar Marcelo, quien insistía en negar las acusaciones. Sin embargo, su padre ya estaba negociando la confesión con las autoridades.

“Marcelo se sintió como un chivo expiatorio. Pensaba que pagaría el precio más alto de todos los involucrados en Lava Jato, porque su padre aceptó delatarlo”, reveló a “Folha de Sao Paulo” un funcionario de la empresa bajo condición de anonimato.

La ruptura se hizo más evidente cuando Emilio casi no lo visitó durante su estancia en prisión, algo que tampoco hizo su madre.

Emilio decidió que ningún miembro de su familia pueda presidir más el grupo constructor. Además, en abril del 2018 se alejará de la presidencia del Consejo de Administración, como parte del proceso de reestructuración de la empresa y su intento de “pasar la página”. Una página corrupta que ha puesto en evidencia la suciedad de la política.

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