De no ser por la emergencia que obligó al presidente de Ecuador a regresar antes de tiempo a su país, ninguna mujer de Sudamérica habría aparecido en la llamada foto de familia de la VIII Cumbre de las Américas. (Bloomberg)
De no ser por la emergencia que obligó al presidente de Ecuador a regresar antes de tiempo a su país, ninguna mujer de Sudamérica habría aparecido en la llamada foto de familia de la VIII Cumbre de las Américas. (Bloomberg)

De no ser por la emergencia que obligó al presidente de Ecuador a regresar antes de tiempo a su país, ninguna mujer de Sudamérica habría aparecido en la llamada foto de familia de la VIII Cumbre de las Américas, recién realizada en nuestro país.

A la vicepresidenta de Ecuador, María Alejandra Vicuña, se sumaron finalmente tres autoridades femeninas de Dominica, Barbados y Surinam, que también reemplazaron a sus primeros ministros.
Una imagen que contrasta con la de la cumbre de Ciudad de Panamá, en el 2015, cuando cinco mandatarias y primeras ministras –Michelle Bachelet, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, entre ellas– destacaban con nitidez.

O de la de Cartagena, seis años atrás, donde también estuvieron presentes cinco jefas de Estado. Una de ellas fue la ex gobernante costarricense Laura Chinchilla, quien aborda esta coyuntura.

—¿Le preocupa este retroceso de la presencia de la mujer en la política al más alto nivel?
Ciertamente es un tema que no puede pasar desapercibido. No debería haber ocurrido que luego de haber tenido cinco o seis presidentas o primeras ministras, esta vez solo se viera a mujeres sustitutas de autoridades masculinas. Hay que llamar la atención sobre esta ausencia.

—¿Qué explicaciones le encuentra usted a ello?
Definitivamente algo pasó que no se presentaron más mujeres después de nosotras. No hay una única tesis, pero algo ha tenido que ver lo que yo llamo un tratamiento diferente y sesgado en la cobertura mediática de los gobiernos de las presidentas.

—¿Con las mujeres en la presidencia la valoración o no es más drástica?
No me cabe duda. Un estudio del Proyecto de Monitoreo Global de Medios hecho en el 2015 mostraba que el 90% de las noticias, incluidas las políticas, reforzaba estereotipos de género, de tipo sexista; es un porcentaje muy alto. Y la Unesco ha emitido documentos sobre esta cobertura tendenciosa asociada a elementos de debilidad o de volatilidad, que tienen que ver con temas de forma antes que de fondo.

Laura Chinchilla fue la primera mujer en alcanzar el máximo cargo político en Costa Rica y la quinta en América Latina. (AFP)
Laura Chinchilla fue la primera mujer en alcanzar el máximo cargo político en Costa Rica y la quinta en América Latina. (AFP)

—¿Usted lo ha sufrido? ¿En qué medida?
Por supuesto. No una sino varias veces me han preguntado si había llorado luego de algún evento dramático. Pero no solo a mí. En la cumbre de Cartagena hay una foto en la que aparecemos Cristina [Fernández], Dilma [Rousseff] y Hillary Clinton [entonces secretaria de Estado de EE.UU.]. Todo aquel almuerzo se nos pasó compartiendo quejas y experiencias comunes muy similares. A otra le consultaban de manera insistente por su vida sentimental.

—¿Este acoso mediático ha ahuyentado entonces a las mujeres?
Insisto en que no hay una única razón, pero no descarto que este sesgo, rigor o acoso, como usted lo llama, puede haber generado un efecto disuasivo en las generaciones ubicadas en primera línea para tomar el relevo, tanto en ellas como en los partidos políticos. Los yerros que cometen los hombres se quedan con el individuo, pero los que cometemos las mujeres los paga todo el género.

—¿Y este fenómeno se podrá revertir?
No me atrevería a decir que lo ocurrido en Lima signifique una pérdida en términos netos de progreso político de la mujer en América Latina. Si bien es cierto no tenemos mujeres en los poderes ejecutivos, sí tenemos más mujeres en los parlamentos. De alguna manera, el poder femenino se ha desplazado del Ejecutivo al Legislativo.

—¿Eso es una realidad tangible o más una expresión de deseo?
Con excepción de Brasil, donde el porcentaje de mujeres en el Congreso sigue siendo de solo 11%, en Argentina, Chile y Costa Rica la cifra de legisladoras ha aumentado: del 15% al 23% en Chile o del 33% al 45% en mi país. América Latina es la segunda región del mundo con más representación femenina en los órganos parlamentarios . Llega al 28%.

—¿Se dan usted y las recientes ex presidentas algún crédito en este hecho?
En parte de nuestras gestiones como presidentas impulsamos medidas que reforzaron la presencia de la mujer en política. Varios países han avanzado en la adopción de sistemas de cuotas o de paridad que obligan a elegir más mujeres en los congresos.

—¿Solo con fijar cuotas es suficiente?
No ha sido lo único. En nuestros mandatos también se adoptaron decisiones que favorecieron a la mujer en planos como los de los derechos sexuales o el combate a la violencia de género. Todo eso empodera a la mujer.

—Volviendo al Poder Ejecutivo, hay comicios este año en Colombia, Paraguay y México, y tampoco asoman mujeres con opciones.
Hay que reconocerlo, se invisibilizaron los rostros de la mujer tras nuestra salida. Pero insisto en ver esto como un fenómeno pasajero. Estoy convencida de que esto se revertirá con un nuevo liderazgo que se viene entrenando en estos momentos en los parlamentos de la región.

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Perfil del personaje

Laura Chinchilla
Ex presidenta de Costa Rica
Nací en San José en 1959 y goberné mi país entre el 2010 y el 2014. Hace poco fui nombrada vicepresidenta del Club de Madrid, un foro de ex mandatarios. Estoy en Paraguay al frente de la misión de la OEA que observará las elecciones de este domingo.

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