Milagros Asto Sánchez

El colombiano Edward Santacruz no puede dejar de hablar en plural. “Nuestra policía nos está masacrando sin piedad”, “nos defendemos de las balas con palos y piedras”, “nos llaman vándalos, pero solo exigimos nuestros derechos”. Cali, su hogar, es el epicentro de las protestas ciudadanas y de la brutal represión que hoy cumplen 12 días sacudiendo Colombia. “Cali parece un campo de batalla. Normalmente es conocida como la sucursal del cielo, pero ahora muchos la llaman la sucursal del infierno”, dice a El Comercio.