(Foto: AP)
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Rodrigo Cruz

Rodrigo Janot es una de las voces más autorizadas para hablar de Lava Jato. Fue el jefe de los fiscales brasileños que comenzaron la investigación en marzo del 2014. Desde su experiencia, habla sobre los daños de la corrupción a la democracia en América Latina y el reciente encarcelamiento del ex presidente .

—¿Qué significa para la región tener ex mandatarios presos por corrupción?

Creo que América Latina está en un camino del que no puede regresar. Tener ex presidentes presos es una forma de decir que la justicia ahora es republicana. Que la justicia y la ley es para todos. Nosotros no tenemos más ciudadanos de primera y segunda categoría. Los ex gobernantes presos son ciudadanos que cometieron crímenes, así que deben responder por ellos. Ese es el principio de la república.

—¿Significa que el sistema de justicia está funcionando?

Sí. Pero para que el sistema de justicia funcione bien, necesita que sea autónomo e independiente en su trabajo, en el manejo de su presupuesto, en la gestión de su personal y de sus inversiones en tecnología.

— Los presidentes de México, Argentina y Brasil, por citar un ejemplo, han sido señalados de recibir dinero de Odebrecht para sus campañas. ¿Ese también es un mecanismo de corrupción?

La regla de oro de Odebrecht en materia electoral era “o donamos a todos dinero o no donamos a nadie”. Eso compromete todo el proceso político y compromete también a toda la democracia. La relación entre democracia y corrupción es como la de vasos comunicantes: cuanto más corrupción haya, menos democracia habrá.

— ¿Hemos llegado al punto en que la corrupción está financiando la democracia?

Si las donaciones de campañas electorales forman parte de un sistema de sobornos, entonces la corrupción financia los procesos electorales. Eso contamina la democracia. Odebrecht financiaba una campaña porque esperaba después tener contratos con el Estado si ganaba el candidato.

—Lo que implica que tenemos un sistema electoral débil, que permite el ingreso de ese tipo de dinero.

Aún no es tan fuerte para prevenir el ingreso de dinero ilegal en las campañas. Es una tarea pendiente. Pero la solución no solo se hace a través de la justicia. La aplicación de la ley penal es para hacer las correcciones en ese momento. Pero el cambio principal debe ser en el sistema político. El sistema político no puede permitir que la corrupción pueda financiar las campañas.

— Pero son justamente los políticos quienes establecen las reglas del juego.

Pero somos nosotros, los ciudadanos, los que votamos. Así que debemos votar de manera consciente. Tenemos que pensar que nuestro voto no puede ir a un candidato que esté involucrado en la corrupción.

—¿Qué significa la prisión del ex presidente Lula?

Le voy a contestar con una pregunta: ¿en Brasil, en el Perú o en cualquier país, un ciudadano condenado debe ir a prisión? Sí. No debe ser una sorpresa que un ciudadano que comete un delito vaya a prisión. La ley debe ser igual para todos.

—La crítica es que la justicia en Brasil parece no ser severa con otros.

No. Por ejemplo, el presidente en ejercicio actualmente responde a dos procesos criminales. Se trata de ciudadanos que están bajo un sistema de justicia.

—Tal vez por la proximidad de las elecciones y por el hecho de que Lula va primero en las encuestas.

¿Pero qué hacemos, entonces? ¿Los políticos cometen delitos y nosotros, los miembros del sistema de justicia, no podemos hacer nada porque interferimos en las elecciones? Eso es una cortina de humo. Lula es un ciudadano condenado en dos instancias distintas. ¿Por qué con él debería ser diferente? No estamos en una aristocracia sino en una república.

—¿Cree que con Lava Jato cambiará la situación del continente en la lucha anticorrupción o será solo un episodio?

Eso no lo puedo decir ahora. Tenemos que esperar. Pero yo confío en que no será solo un episodio.

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