Milagros Asto Sánchez

En la ciudad costera de Les Cayes, la más afectada por el terremoto de magnitud 7,2 que el sábado 14 azotó Haití, lo único que se siente es miedo y desolación. La destrucción y el creciente número de fallecimientos en esa urbe ubicada unos 30 kilómetros del epicentro hacen imposible dejar atrás la conmoción. “La gente se vio obligada a huir de sus casas y todavía pasa la noche al aire libre”, cuenta desde ese lugar el profesor haitiano Darlens Eliassaint.