¿Cómo se viven las Olimpiadas en medio de la crisis en Brasil?
Ana Monzón

La llegada de la llama olímpica a  puso en un segundo plano –al menos por un momento– la atención que recae sobre la crisis política que atraviesa el país y la complicada situación que enfrenta la presidenta , amenazada por un juicio político, y centró el foco en el inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Decenas de medios locales e internacionales esperaron el martes con gran expectativa el vuelto que transportaba la llama olímpica desde Grecia a Brasil y fue mientras se esperaba su llegada en medio de la pista de aterrizaje cuando se empezó a hablar sobre el difícil contexto en el que sería recibida. El Comercio conversó con periodistas brasileños sobre el impacto de la crisis política en un evento deportivo como los Juegos Olímpicos.

"Ahora no hay la misma tensión. Hay dificultad política, sí, pero no hay tanta gente en las calles, la situación no es tan tensa ahora", aseguró Mariana Moreira, periodista del Ministerio del Deporte, haciendo una comparación entre los meses previos al Mundial de Fútbol 2014, cuando las protestas rebosaron las calles brasileñas, y agregó que no siente la misma carga negativa en la gente.

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

Por su parte, Marcel Mergico del diario “Folha de Sao Paulo” comentó que si bien Brasil pasa por un periodo muy difícil confía en que los brasileños sabrán diferenciar entre el deporte y la política. "No se sabe si (con los Juegos Olímpicos) se apaciguará la tensión política, pero creo que el pueblo podrá cambiar la clave. (Los brasileños) saben qué son las olimpiadas y qué es la crisis", afirmó.

Aunque la mayoría de periodistas coincidió en que el inicio de las celebraciones de los Juegos Olímpicos llegan en un contexto complicado para Brasil, el evento deportivo constituye una gran oportunidad para para devolverle la alegría a los brasileños y mostrarle al mundo un gran espectáculo. "Espero que las olimpiadas traigan alegría y sean una oportunidad para brindar momentos felices a todos los brasileños", comentó Manuela Castro de TV Brasil.

El descontento no da tregua

Sin embargo, en las calles se vive una tensión distinta. En la avenida Paulista, a unas cuadras de un concurrido Centro Comercial de Sao Paulo, cerca de 40  personas acampan desde hace un mes y medio pidiendo la destitución de Dilma Rousseff.

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

"No Dilma. No Lula. No Cunha", ¡Impeachment ya!" y "Fuera Dilma", eran frases que se podían leer en los carteles junto a las decenas de carpas colocadas en medio de la vía. Uno de los manifestantes, Alessandro Gobeira, de 29 años, dijo a El Comercio que han decidido permanecer en las calles a la espera de la destitución de la presidenta de Brasil.

"Nos hemos preparado para quedarnos 130 días (en las calles) pero sabemos que el 11 o 12 habrá una votación del Senado, estaremos esperando la respuesta acá", dijo asegurando que si Dilma Rousseff no es removida del cargo, saldrán a las calles en señal de protesta.

"(Si Dilma se queda) vamos a salir a las calles. Los brasileños queremos sacar a Dilma del gobierno para que Brasil cambie", aseguró. "Hoy en día no hay un político que nos represente, por eso pedimos nuevas elecciones", finalizó.

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

(Foto: Ana Monzón/El Comercio)

El pleno del Senado decidirá el próximo miércoles si juzgará a Dilma Rousseff. Si una mayoría de senadores (al menos 41 de un total de 81) vota en favor de un juicio político, la presidenta será suspendida del cargo hasta por 180 días mientras se lleva a cabo el proceso. El vicepresidente Michel Temer asumiría su lugar.

Mientras tanto la crisis política se mezcla con el ambiente olímpico, el cual llegará a su apogeo el próximo 5 de agosto, cuando el evento deportivo será oficialmente inaugurado en el emblemático estadio de Maracaná.

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