“Tenemos más refugiados que en la Segunda Guerra Mundial”
“Tenemos más refugiados que en la Segunda Guerra Mundial”
Renzo Giner Vásquez

Nací en 1957, en Chicago, Illinois. Desde hace 25 años mi trabajo está ligado a organizaciones que combaten el hambre y la desnutrición. Desde abril del 2012 me desempeño en el cargo de directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. En mi tiempo libre me encanta leer, es más, leo un promedio de 5 o 6 novelas al mes. Otro pasatiempo es el yoga, me ayuda a evitar el estrés. Mi sentido del humor es mi mayor virtud. Si no puedes reírte, verás muchas cosas como imposibles. Pierdo la paciencia cuando a la gente no le importa algo, sobre todo con aquella que dice que no puede hacer algo antes de intentarlo. 

Ertharin Cousin es la encargada de la organización humanitaria más grande que combate el hambre del mundo. Tiene a su cargo a más de 14 mil personas y enfrenta crisis en más de 70 países, incluidos los más convulsionados como Siria o Sudán del Sur.

Luego de 14 horas a bordo de un avión, Cousin  llegó a  Lima. Su corta visita solo alcanzó para reunirse con algunos ministros, su equipo en el Perú y conversar con nosotros. Pocas horas después debía tomar un vuelo a Chile. “Es parte de mi trabajo”, dice la funcionaria de las Naciones Unidas. 

— Se conoce poco sobre la labor que realiza el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en el mundo... 
Actualmente somos la organización humanitaria más grande que combate el hambre. Un total de 14 mil personas trabajan en más de 70 países. Lo que hacemos es brindar diferente tipo de ayuda relacionada con la comida. Somos más conocidos por nuestro trabajo en casos de emergencia, sin embargo, también trabajamos en conjunto con los gobiernos de muchos países para ayudar y proveer de alimentos a las poblaciones más vulnerables. El Perú es uno de ellos, el Gobierno tiene un programa de alimentación, lo que hace el PMA es ayudar a que sea lo más efectivo posible, ayudar a tantos niños como podamos.

— ¿A cuántas personas ayudan? 
A entre 80 y 100 millones de personas al año. El año pasado superamos los 80 millones. Esto se debe a que nuestro trabajo también está presente en las cinco crisis mundiales más grandes. 

— ¿Cuáles son?
En Siria atendemos a cuatro millones de personas y dos millones más de sirios que están fuera de su país. En Sudán del Sur apoyamos a 3,3 millones. En la República Centroafricana trabajamos para ayudar a 1,1 millones. En Iraq, desde la aparición del Estado Islámico, alimentamos a 1,1 millones. Además, muchos creen que la crisis del ébola no involucra una respuesta alimentaria, sin embargo, ayudamos a 2,7 millones de personas en Liberia, Sierra Leona y Guinea, los países más afectados por el virus. El PMA siempre está para ayudar a las víctimas de un desastre natural, una guerra o una emergencia sanitaria.

— ¿Qué funciones tiene usted?
Tengo el trabajo más fácil en la organización. Laboro junto a 14 mil de las personas más trabajadoras que conocerás en tu vida. Debo asegurar que nuestros trabajadores tengan los recursos necesarios. Además, asegurar la continuidad de la participación pública, a nivel estatal o privado. Siendo una organización voluntaria no tenemos ninguna contribución sino que debemos recaudar cada dólar, todos los años. Tengo la oportunidad, el honor y la bendición de representar el trabajo que realizamos.

— ¿Qué tan difícil es no involucrarse con cada caso?
Me conecto con cada caso, pero no dejo que eso me impida hacer mi trabajo. No puedes no sentir cuando ves a una mujer que ha caminado 10, 20 o 30 kilómetros para alimentar a sus hijos o cuando estás en Sierra Leona y puedes ver gente que lucha por sus vidas luego de contraer el ébola. Eso me volvió más fuerte y comprometida para asegurar que los recursos sean provistos y que mi gente pueda hacer el trabajo.


Ertharin Cousin durante su visita a Sierra Leona. ()

— Mencionó cinco grandes crisis, ¿Siria e Iraq viven la más grave?
No. Son de las que más se escuchan pero no son las más graves. Es complicado, definitivamente. Pero en Sudán del Sur, por ejemplo, uno de nuestros socios fue secuestrado solo por hacer su trabajo y provenir de una cultura diferente a la de sus captores. En la República Centroafricana, un equipo de ayuda vive en un ambiente del tamaño de esta sala pero en medio del bosque, sin agua, baños, durmiendo en el piso y sin dejar de ayudar a los que lo necesitaban. Es difícil en muchos lugares de los que nunca se habla.

— ¿Estamos en uno de los momentos más difíciles de la historia?
Probablemente es el momento más difícil, para quienes ayudan a las víctimas de crisis, desde la Segunda Guerra Mundial. Tenemos más refugiados que en la Segunda Guerra Mundial y un número de gente que necesita ayuda humanitaria que no se veía desde ese entonces.

—¿Siente que su labor es reconocida como se debe? 
No. Si bien hay más gente que sabe de nosotros ahora que el año pasado, necesitamos más apoyo. El 2014 recaudamos más dinero que nunca, un total de US$5,4 billones, pero necesitamos US$7,8 mil millones por la escalada en el número de crisis. La gente dice: “Yo ya doné”. Yo les respondo: “Ayer yo ya los alimenté pero hoy y mañana también deben comer”. Todos los días hacemos eso y que la gente entienda que es un trabajo diario asegurará que alcancemos los recursos necesarios. 

—¿Qué siente al lograr un objetivo?
No me tomo fotos con bebes hambrientos, me las tomo con bebes que ahora están sanos porque eso es lo que quiero que el mundo vea. Quiero que vean la esperanza y las posibilidades en el trabajo que hacemos.