Los combatientes rebeldes disparan contra las tropas del ejército sirio en el distrito de Rashidin, en las afueras de Alepo, el 29 de noviembre de 2024. Foto: Bakr ALKASEM / AFP
Los combatientes rebeldes disparan contra las tropas del ejército sirio en el distrito de Rashidin, en las afueras de Alepo, el 29 de noviembre de 2024. Foto: Bakr ALKASEM / AFP
/ BAKR ALKASEM
Agencia AFP

Una coalición de fuerzas rebeldes dominada por los islamistas tomó la mayor parte de Alepo, la segunda mayor ciudad de , en una ofensiva fulgurante contra el régimen de Bashar al Asad, en la cual murieron hasta ahora más de 320 personas, informó el sábado una ONG.

El presidente sirio, Bashar al Asad, afirmó que su país es capaz, “con la ayuda de sus aliados y amigos, de derrotar a los terroristas y eliminarlos, poco importa la intensidad de sus ataques”.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Reino Unido, pero que cuenta con una amplia red de informantes en el terreno, reportó que aviones rusos bombardearon Alepo por primera vez desde 2016, cuando el régimen reconquistó la ciudad con ayuda militar de Moscú.

El sábado por la tarde, “al menos 16 civiles murieron y otros 20 resultaron heridos” cuando “aviones de guerra, probablemente rusos, atacaron vehículos civiles” en una rotonda de Alepo, señaló el OSDH.

El ejército sirio indicó que “organizaciones terroristas lograron penetrar en amplias partes de barrios de la ciudad de Alepo”.

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Se trata de los enfrentamientos de mayor magnitud en varios años en Siria, donde la guerra civil que estalló en 2011 entre fuerzas que encontraron apoyos externos dejó medio millón de muertos y millones de desplazados.

Estados Unidos aseguró este sábado que el gobierno sirio perdió el control de Alepo por su dependencia de Rusia e Irán.

La “dependencia de Siria de Rusia e Irán”, junto con su negativa a seguir adelante con un proceso de paz trazado en 2015 por la ONU, “crearon las condiciones que ahora se están desarrollando”, aseguró en un comunicado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Sean Savett.

“Sin ninguna resistencia”

El grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), antigua rama siria de la red Al Qaida, y facciones aliadas, algunas apoyadas por Turquía, lanzaron el miércoles una ofensiva en las provincias de Idlib y Alepo, apoderándose de decenas de localidades antes de ingresar el viernes en la gran urbe septentrional.

El OSDH reportó el sábado que los milicianos del HTS y facciones aliadas habían tomado “la mayor parte de la ciudad y de edificios gubernamentales y prisiones” de Alepo.

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Los rebeldes desfilaron por la ciudad, instalaron su bandera frente a una comisaría y arrancaron un retrato de Asad, según imágenes de la AFP.

También tomaron el aeropuerto internacional de Alepo, al sureste de la ciudad, tras la retirada de las fuerzas gubernamentales, indicó el OSDH.

El informe añade que los rebeldes avanzaron en las provincias de Hama e Idlib, capturando “decenas de pueblos estratégicos sin encontrar resistencia”.

Según el último balance de la ONG, 327 personas murieron desde el miércoles: 183 combatientes del HTS y sus aliados, 100 soldados y miembros de las fuerzas progubernamentales, y 44 civiles.

Irán indicó que “elementos terroristas” habían atacado su consulado en Alepo y abogó por establecer una “coordinación” entre su país y Rusia para acudir en ayuda del régimen de Asad.

El canciller iraní, Abás Araqchi, “irá el domingo a Damasco, para mantener conversaciones con las autoridades sirias”, indicó su ministerio.

Toque de queda

Los rebeldes impusieron un toque de queda de 24 horas en Alepo, a partir de las 17H00 del sábado (14H00 GMT), “para garantizar la seguridad de los residentes”.

La mayoría de los civiles permanece en sus casas y las instituciones públicas y privadas están casi todas cerradas”, indicó la radio oficialista Sham FM.

El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, dijo a la AFP que las fuerzas rebeldes tomaron rápidamente grandes zonas de Alepo “sin encontrar ninguna resistencia significativa”.

No hubo combates, no se disparó ni un solo tiro, pues las fuerzas del régimen se retiraron”, afirmó Rahman.

“Las líneas del régimen colapsaron a un velocidad increíble, que tomó a todos por sorpresa”, apuntó Dareen Khalifa, experto del International Crisis Group.

El jefe del autoproclamado “gobierno” de Idlib, Mohamad al Bashir, justificó el jueves la ofensiva al afirmar que el régimen había “comenzado a bombardear zonas civiles, provocando el éxodo de decenas de miles” de habitantes.

El ejército turco, que controla varias zonas del norte de Siria, pidió el viernes “poner fin” a los “ataques” en Idlib tras los bombardeos rusos y sirios.

El norte de Siria se mantenía en los últimos años en una calma precaria, posibilitada por un alto el fuego establecido tras una ofensiva del régimen en marzo de 2020.

Esa tregua fue respaldada por Rusia y por Turquía, que apoya a algunos grupos rebeldes sirios en su frontera.

Los rebeldes emprendieron una ofensiva relámpago contra las fuerzas del régimen de Asad el miércoles, coincidiendo con la entrada en vigor de un frágil alto el fuego en el vecino Líbano entre Israel y el movimiento proiraní libanés Hezbolá después de dos meses de guerra abierta.

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