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Siria
Redacción EC

Baghuz. Huyen de lo que queda del "" del grupo yihadista  en . Son niños nacidos en un "Estado" que desapareció, a menudo huérfanos de padre y con madres originarias de países donde no son bienvenidas.

Sus caras destacan entre un mar de niqabs (velo integral), al lado de sus madres, hacinados en camionetas que los evacuan del último reducto del Estado Islámico en el este de Siria.






Hay recién nacidos de apenas tres meses, que lloran por cansancio y hambre. Los mayores observan en silencio a los periodistas.

Llevan varias capas de ropa para intentar resistir al frío: jerséis, cazadoras, mantas, gorros...

Resulta difícil adivinar el estado de sus madres bajo el velo integral, pero sus ojos transmiten cansancio, agotamiento, y tienen las manos muy delgadas.

Desde hace meses, la comida escasea en el último reducto yihadista, blanco de una ofensiva de la alianza árabo-kurda de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que reconquistó progresivamente la inmensa mayoría del sector.

En las horas más bajas del "califato", bajo los bombardeos y los ataques aéreos de la coalición internacional, seguían naciendo bebés.

Jadija tiene un año. Nació en los territorios yihadistas de la provincia de Deir Ezzor, fronteriza con Irak.

Está envuelta en una manta en los brazos de su madre, una siria de apenas 17 años de muy lejos: de Manbij, ciudad del norte de Siria, a cientos de kilómetros de allí.

- "Estoy embarazada" -

A la pregunta de qué espera para su hija, responde con una mirada vacía. El padre, también joven, fue detenido por las FDS y espera en otra camioneta junto a decenas de hombres.

Hay mujeres de otras nacionalidades: iraquíes, turcas, rusas, ucranianas y francesas.

¿Qué les espera? Un futuro incierto en campos de desplazados en el norte de Siria controlados por las autoridades kurdas con una zona destinada a los familiares de los presuntos yihadistas.

Para llegar, las mujeres atravesaron con sus hijos cientos de kilómetros por el desierto, en camionetas.

En el arcén de la carretera se ven objetos arrastrados por el viento: una maleta, un jerséi gris, un cochecito de bebé azul abandonado.

Al menos 35 niños murieron de camino o poco después de llegar al campo, sobre todo por hipotermia, según la ONU.

En la zona de acogida del campo de desplazados de Al Hol, mujeres y niños, la mayoría menores de cinco años, están sentados sobre mantas apiladas a la espera de la atribución de una tienda de campaña.

Cerca de allí, en la clínica, un médico agotado examina a unos niños esqueléticos.

"Me acabo de enterar de que estoy embarazada", dice una joven de 19 años con un bebé apoyado en la cadera.

Fuente: AFP

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