La residencia de la que participó Calderón le permite a artistas internacionales de todas las disciplinas, científicos, arquitectos y educadores explorar el archipiélago de Svalbard y el Océano Ártico. (Archivo personal)
La residencia de la que participó Calderón le permite a artistas internacionales de todas las disciplinas, científicos, arquitectos y educadores explorar el archipiélago de Svalbard y el Océano Ártico. (Archivo personal)

Claudia María Calderón es una escultora de mirada inquieta y curiosa cuyo trabajo se caracteriza por ser una apuesta de exploración muy personal de lo femenino, en un contexto aún agresivo con las mujeres.

Sin dejar de lado este interés, ella decidió probarse profesionalmente y vivir una experiencia completamente distinta al participar en The Arctic Circle, una residencia que convoca a artistas internacionales de todas las disciplinas, además de científicos, arquitectos y educadores que exploran colectivamente el archipiélago de Svalbard y el Océano Ártico. De esa manera, a través del trabajo de campo y la investigación se generan colaboraciones interdisciplinarias, proyectos de difusión y de participación social.

¿El resultado? Una Claudia María decidida a apostar por distintos formatos y a trabajar interdisciplinariamente buscando la reflexión de la ciudadanía sobre la contaminación ambiental.

—¿Qué motiva a un artista ir al Ártico?
No creo que todos los artistas tengan ese ánimo. Ha sido una experiencia única estar lo más lejos posible de mi contexto cercano. Desapareció todo: la realidad, Lima, mi familia, el Perú, mis conflictos. Todo se hizo borroso. Y eso te puede alimentar bastante. Además, está el hecho de trabajar con gente de todas las ramas. No solo había artistas plásticos, sino también poetas, escritores, fotógrafos, científicos…Yo fui con la idea de hacer un videodocumental de las cosas que iban a suceder en el barco, pero recibí tanta información visual; texturas, formas, colores, sonidos, emociones y sensaciones que no pude ignorar lo que pasaba alrededor. Los glaciares vivos, los glaciares muertos, el altísimo nivel de contaminación, la forma en que se desarrolla la vida en un lugar tan lejano...Vi tantas cosas, en diferentes niveles, que ahora necesito sacarlas de mí y transformarlas en obras tangibles. De todo lo que me ha dado el Ártico, pienso hacer diferentes piezas y compartirlas con las demás personas.

—¿Esto cambia mucho la perspectiva de tus trabajos anteriores?
Sí, porque mi trabajo trata sobre el cuerpo y su lenguaje. El cuerpo comunica demasiado, su gestualidad, su forma, sus volúmenes y ángulos. Este viaje me ha invitado a cambiar, porque ya no voy hablar de mi cuerpo, sino desde los gestos de otro cuerpo, que en este caso son los glaciares, el Ártico, que lo he identificado como un ser, un organismo, otro tipo de elemento pero completamente diferente a la forma, a los volúmenes y gestos que tiene el cuerpo humano. Para mí, en verdad, es un reto.

—Es un reto porque no tuviste transición. Del cuerpo pasas a la naturaleza...
Exacto. Salgo completamente de mi zona de confort y trabajo con otro tipo de estructura y elemento, y eso me emociona. Nunca me lo había planteado. Pero tengo que hacerlo porque es lo que me exige el tipo de cosas que he visto. Me ha cambiado la perspectiva de mi trabajo como artista, de las cosas que quiero hablar y cómo las quiero mencionar, porque me he sentido conmovida con lo que he visto en un nivel muy sublime: llegar a un lugar tan bello y ver tanta basura. Quiero transmitir este tipo de emoción. No quiero ser agresiva con el público, no quiero ser fatalista, quiero transmitir lo que yo sentí; me sentí abrumada por la belleza pero al mismo tiempo hubo cosas que me hincaron, y ese es el sentimiento que quiero comunicar.

—¿Tú crees que escogiste trabajar el cuerpo porque veías lo colectivo como algo impersonal?
Yo tuve una discusión en la escuela de arte con un compañero. Él decía que el artista puede llegar a ser tan ensimismado y solo hablar de sí mismo y olvidarse de la sociedad. Yo no lo vi de esa manera, para mí lo personal es político; entonces hablando de mí yo como mujer latina y peruana tengo una experiencia de vida y no es ajena a la sociedad. Yo soy quien soy por todas las cosas que he vivido y las cosas que digo se inscriben dentro de la sociedad y pueden ser completamente políticas. Tengo mucho trabajo que habla del dolor, la tristeza, pero todo viene de algo que es más complejo, de cómo ser mujer en el Perú, lo cual es bastante difícil, complicado. Yo creo que es necesario hablar en todos los niveles. Ahora me toca hablar en un nivel muy diferente.

Ficha del personaje

Claudia María Calderón
Escultora
Nací en Huancayo. Tengo 32 años y soy egresada de la Escuela de Bellas Artes. Soy la primera peruana en ser seleccionada para la residencia dirigida a artistas y científicos The Arctic Circle. Puede conocer más sobre este proyecto en: thearcticcircle.org.

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