“Si a un napolitano le llevas una pizza con piña es como una herejía. Es ilegal [risas]. Pero es por una cuestión de tradición. En cuanto a mí, prefiero no ponerle encima nada que haya sido frito”, explica. (Archivo personal)
“Si a un napolitano le llevas una pizza con piña es como una herejía. Es ilegal [risas]. Pero es por una cuestión de tradición. En cuanto a mí, prefiero no ponerle encima nada que haya sido frito”, explica. (Archivo personal)
Renzo Giner Vásquez

La sorpresa de una periodista del “New York Post” al ver cuánto había bajado de peso Pasquale Cozzolino comiendo una pizza a diario permitió que este napolitano se diera cuenta de que había revolucionado el mundo de las dietas.

“Iban a escribir una nota sobre mi restaurante pero terminamos hablando de mi dieta. Pensé que no le importaría a nadie y ahora me estás llamando desde el Perú”, me cuenta riendo por el teléfono.

— Llevo una semana comiendo pizza todos los días y no he bajado ni un kilo, al contrario…
[Risas] Es que no hablamos de la misma pizza. Yo como la de receta, la original inventada en Nápoles. Con la inmigración italiana a Nueva York la pizza se popularizó en todo el mundo y la receta cambió. La harina no era de la misma calidad, por lo que tenían que añadirle azúcar, aceite, huevos, eso subió las calorías de la pizza.

— ¿Qué lleva su masa?
Cuatro ingredientes: harina, agua, sal marina y un poquito de levadura.

— Diferente...
Así es. Otra cosa muy diferente es el tiempo de levantada de la levadura. En el caso de la pizza napolitana, la levantada dura más de 48 horas, el gluten se deshace completamente y es más digerible. La mayoría de pizzerías del mundo le meten como 200 gramos de levadura y esperan 2 o 3 horas para cocinarla. Todo eso hace la diferencia.

— Pongamos esas diferencias en cifras…

Cuando publiqué mi libro, la editorial [Penguin Random House] quiso comprobar que no mentía, por lo que comparó una de las pizzas que consumo con un ‘slice’ de una pizza neoyorquina. Mientras toda mi pizza tenía 570 calorías, el pedazo de la otra tenía 480 [risas]. Y a eso todavía hay que sumarle lo que la gente le pone encima.

— ¿Qué le pone usted?
Tomates, un poquito de mozzarella, albahaca y otro poco de aceite de oliva. Es un plato que encaja perfectamente en una dieta balanceada.

— Pero puede que esta dieta solo funcione para ud.
Precisamente por eso la editorial hizo otra prueba. Sometió a 100 personas a mi dieta y las 100 bajaron de peso. Al final es una fórmula matemática.

— A ver…
Todos necesitamos un número de calorías diarias. Yo mido casi dos metros y necesito 3.000 calorías al día para mantener mi peso. Para adelgazar, debo bajar el consumo a entre 2.200 y 2.500. Entonces, me como la pizza y me quedan 1.500 calorías por consumir. Ahora, es importante complementar todo esto con ejercicios.

— Ahora, esto lo aprendió casi a la fuerza, ¿verdad?
Así es. Hace seis años llegué a Nueva York y quise probar toda la comida local: hamburguesas, papas fritas... Además, había llegado para abrir un restaurante, así que debía entender el mercado. Recuerdo que me hacía pasar por un periodista italiano, preguntaba muchas cosas sobre el mercado y terminaba comiendo un poco de todo [risas]. Cuando me di cuenta, mi peso se había disparado hasta los 175 kg, con los problemas que eso trae.

Pasquale pesaba más de 150 kg y bajó 65 en dos años. (Archivo personal)
Pasquale pesaba más de 150 kg y bajó 65 en dos años. (Archivo personal)

— Ahí fue al médico.
Sí, y me dijo que si no solucionaba eso, podía sufrir un infarto. Me asusté e hice todas las dietas que pude. Pero me cansaba a las dos o tres semanas. Un amigo me recomendó a un nutricionista napolitano y con él armamos esta dieta. Me dijo que eligiera una comida que me guste mucho para el almuerzo, eso me motivaría al despertar. El secreto era consumir el 70% de las calorías diarias en el desayuno y almuerzo y el otro 30% de noche. El primer año perdí 50 kg y ahora, dos años después, ya son 65 kg… y comiendo pizza todos los días [risas].

— Debe gustarle mucho en serio, para no aburrirse.
Es que la pizza es como un contenedor, como comer un pan en cada almuerzo, encima le puedes poner cualquier cosa. En mi libro “The Pizza Diet” elaboré como 50 recetas diferentes de pizza. Le puedes poner vegetales, pollo, pescado pero, eso sí, todo cocido de forma saludable.

TAGS

Contenido sugerido

Contenido GEC