El 14 de enero la policía encontró una fosa común con el cuerpo de siete personas, todas habían sido asesinadas en un rito llevado a cabo por una secta religiosa que llevaba meses aterrorizando a la comunidad indígena de Ngäbe-Buglé. (AFP)
El 14 de enero la policía encontró una fosa común con el cuerpo de siete personas, todas habían sido asesinadas en un rito llevado a cabo por una secta religiosa que llevaba meses aterrorizando a la comunidad indígena de Ngäbe-Buglé. (AFP)
/ LUIS ACOSTA
Redacción EC

Machetes, un chivo muerto, armas punzocortantes y trozos de madera que servían como método de tortura aparecen regados dentro de un viejo galpón en el que también hay un altar construido con tablas de madera. Lo que a primera impresión parecería el escenario de una película de terror servía como templo de , una secta religiosa que hace una semana perpetró uno de los más macabros crímenes en la historia reciente de .

Machetes, un chivo muerto, armas punzocortantes y trozos de madera que servían como método de tortura aparecen regados dentro de un viejo galpón en el que también hay un altar construido con tablas de madera. (AFP)
Machetes, un chivo muerto, armas punzocortantes y trozos de madera que servían como método de tortura aparecen regados dentro de un viejo galpón en el que también hay un altar construido con tablas de madera. (AFP)

Siete días después de que la policía panameña hallara los cuerpos de seis niños y una mujer embarazada enterrados en una fosa común, todos ellos con signos de tortura, los habitantes de Alto Terrón aún no logran conciliar el sueño. Esta comunidad, ubicada dentro de la comarca indígena de Ngäbe-Buglé entre las montañas panameñas y que alberga apenas a 300 personas, sigue temiendo el regreso de la pesadilla.

(AFP)
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La comunidad de Alto Terrón está ubicada dentro de la comarca indígena de Ngäbe-Buglé, entre las montañas panameñas y alberga apenas a 300 personas. (AFP)
La comunidad de Alto Terrón está ubicada dentro de la comarca indígena de Ngäbe-Buglé, entre las montañas panameñas y alberga apenas a 300 personas. (AFP)
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Según testigos del caso, La Nueva Luz de Dios comenzó a operar en la comuna hace tres meses, luego de que Mario González Blanco, de 60 años y sindicado como el cabecilla de la secta, regresara de un viaje en el que aseguraba haber recibido una “manifestación divina”.

En esta supuesta comunicación celestial se le ordenó a González “inculcarle la creencias” a sus vecinos. El que se resistiera “tenía que ser castigado” o sometido a “un exorcismo”, según detalló el subdirector de la Policía panameña Alexis Muñoz a la prensa.

Como parte de su misión divina, González reclutó a sus hijos, esposa y sobrinos, incluidos dos menores de edad. Por las noches, llegaban hasta las puertas de sus vecinos y los obligaban a salir -amenazándolos con machetes- hacia el galpón que servía como su templo.

El 14 de enero la policía panameña halló los cuerpos de seis niños y una mujer embarazada enterrados en una fosa común. (AFP)
El 14 de enero la policía panameña halló los cuerpos de seis niños y una mujer embarazada enterrados en una fosa común. (AFP)
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Ya en el lugar, eran atados de pies y manos para iniciar el rito. El pastor se paraba frente a ellos portando una biblia en una mano y un machete en la otra, para luego obligarlos a vomitar. De esta forma, aseguraba, “expulsarían al demonio”.

A quienes se oponían los sometían a una serie de castigos físicos que iban desde golpes con la biblia y los puños, cortes con machetes, introducirles maderos encendidos en la boca, hasta la muerte.

Se escuchó la bulla, pero nadie se enteró” de lo que en realidad pasada, porque pensaron que “estaban alabando a Dios”, comentó el indígena Diomedes Blanco a la agencia de noticias AFP.

A quienes se oponían a los ritos de La Nueva Luz de Dios los sometían a una serie de castigos físicos que iban desde golpes con la biblia y los puños.
A quienes se oponían a los ritos de La Nueva Luz de Dios los sometían a una serie de castigos físicos que iban desde golpes con la biblia y los puños.
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Según los miembros de la comarca Ngäbe-Buglé, inicialmente la secta solo los obligaba a orar, pero desde el 11 de enero sus prácticas se tornaron violentas. Y a ellas no escapaba ni la propia familia del líder.

Las investigaciones determinaron que las víctimas halladas en la fosa común eran los nietos y la nuera de González, además de la hija de una vecina que tenía 9 años y sufría de epilepsia. Otras 14 personas fueron rescatadas por las autoridades, todas mostraban signos de tortura y tuvieron que ser trasladadas a un hospital.

No existen registros previos de La Nueva Luz de Dios en Panamá ni en otro país del mundo. Inicialmente se le confundió con la Iglesia Luz del Mundo, agrupación evangélica que también ha tenido denuncias en su contra por otros escándalos, principalmente pederastia, pero la organización se desligó totalmente de esta secta.

Las investigaciones determinaron que las víctimas halladas en la fosa común eran los nietos y la nuera de González, además de la hija de una vecina que tenía 9 años y sufría de epilepsia. (AFP)
Las investigaciones determinaron que las víctimas halladas en la fosa común eran los nietos y la nuera de González, además de la hija de una vecina que tenía 9 años y sufría de epilepsia. (AFP)
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Según una página en Facebook que ya fue borrada, La Nueva Luz de Dios era también un movimiento evangélico -pese a que no está reconocido por ninguna asociación religiosa- centrado en la clarividencia, percepción extrasensorial y el poder superior místico de la glándula pineal.

La comarca Ngäbe-Buglé es de mayoría católica, pero al ser captados por la secta eran obligados a renunciar a dicha religión, según testigos. Ahora, las autoridades panameñas preparan las demandas por homicidio, privación de la libertad y evalúan incluir abusos sexuales, contra los nueve sospechosos detenidos.

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