Redacción EC

Tan pronto asumió el poder, en abril del 2013, rebautizó a , la mujer que lo acompañaba y con quien meses después se casaría tras una convivencia de largos años. En vez de primera dama la designó primera combatiente de la nación, en concordancia con sus delirios revolucionarios.

Después de varios meses de silencio o de perfil bajo, la esposa de Maduro ha parecido recordar aquel mote y en estas últimas horas le ha saltado a la yugular al líder opositor Juan Guaidó, reconocido además como presidente encargado por más de 50 países.

Flores ha asegurado que Guaidó estuvo al frente de los fallidos ataques marítimos contra el régimen de Maduro -y en los que, según el chavismo, han muerto ocho personas- y aseguró con firmeza que “no se salva de esta” en alusión a sus supuestos vínculos con los atacantes y mercenarios extranjeros.

El señor Juan Guaidó no se salva de esta, está comprobado plenamente que él era quien estaba al frente e iban a ponerlo como comandante en jefe-presidente si cumplían con todo lo que estaba pautado”, señaló durante una reunión televisada con varios miembros del cogollo dirigente en el Palacio de Miraflores.

Uno de los principales exasesores de Guaidó en EE.UU., Juan José Rendón, reconoció que firmó un “acuerdo exploratorio” con la empresa militar estadounidense Silvercorp para esos ataques por los que llegó a pagar 50 mil dólares, aunque aclaró que nunca le dio luz verde y que Guaidó no firmó tal acuerdo.

Pero Flores insiste en que la firma de Guaidó está en el documento y que en un audio se escucha al líder opositor hablar con el representante de Silvercorp, un exmilitar estadounidense llamado Jordan Goudreau.

El ascenso meteórico

Cilia Flores es más que una primera dama y más que una primera combatiente. Según reportó la cadena BBC en su momento, tiene una carrera política propia que desarrolló bajo la tutela del extinto mandatario Hugo Chávez y en paralelo a la de su marido, “llegando incluso a superarlo en ocasiones al ocupar cargos que tenían más importancia”.

Nacida en 1956 -es seis años mayor que Maduro- y graduada en Derecho, la vida de Cilia Flores dio un vuelco tras el fallido intento de golpe de Estado encabezado por Chávez en febrero de 1992, pues se integró al equipo legal que asumió la defensa de los militares golpistas. Al final, terminó adhiriéndose al proyecto político de los comandados por Chávez.

Fue en los años siguientes de esa década del 90 cuando Flores y Maduro se conocieron, ella como abogada y él como agente de seguridad de Chávez y su séquito. Era una relación meramente laboral, pues entonces ella estaba casada con su primer marido Walter Ramón Gavidia.

En 1993, Flores fundó el Círculo Bolivariano de los Derechos Humanos y se alistó en el Movimiento Bolivariano MBR-200, que más tarde se transformó en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), de cuya dirección nacional aún forma parte.

En el 2000, ya con Chávez en el poder, fue electa diputada y, tras ser votada para un segundo período, se convirtió en el 2006 en la primera mujer en presidir la Asamblea Nacional (Congreso) venezolana, cargo que ocupó durante seis años con fervorosa colaboración hacia el Ejecutivo, sin importarle las acusaciones de nepotismo por parte de organizaciones sindicales, que la señalaron por haber influido en la contratación de hasta 40 personas. “En la lista se incluyeron cuatro hermanos, dos sobrinos, dos primos y su exesposo”, destapó el diario colombiano “El Tiempo”.

A inicios del 2012 fue nombrada procuradora general de la República, puesto que ejerció hasta marzo del 2013, cuando falleció el jefe de Estado.

Esta foto de enero del 2017 muestra a Cilia Flores durante un acto de gobierno en Caracas. (Foto: EFE)
Esta foto de enero del 2017 muestra a Cilia Flores durante un acto de gobierno en Caracas. (Foto: EFE)
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En mayo del 2015 estrenó un programa televisivo en la cadena pública Venezolana de Televisión llamado “Con Cilia, en familia” y dos años más tarde se convirtió en integrante de la controvertida Asamblea Nacional Constituyente (ANC), aquel cuerpo legislativo creado y dominado por los chavistas una vez que perdieran el control de la Asamblea Nacional (AN).

Una familia bajo sospecha

Como resalta BBC, en los últimos años sus familiares han hecho más ruido que la misma Cilia Flores. En noviembre del 2015, un fiscal de Nueva York imputó por delitos de narcotráfico a sus sobrinos Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, arrestados en Haití. Ella acusó a las autoridades estadounidenses de haber secuestrado a sus parientes. Sin embargo, dos años más tarde un jurado condenó a los dos jóvenes a 18 años de cárcel por los cargos mencionados ya que, por unanimidad, se los declaró culpables de planificar un vuelo que transportaría 800 kg de cocaína de Venezuela a Honduras, con EE.UU. como destino final, a cambio de 20 millones de dólares.

Pero las irregularidades de la familia Flores con el estado norteamericano no acaban allí, según grafica la periodista venezolana Alexandra Sucre. En agosto del 2018 la agencia AP informó que la fiscalía de EE.UU. investigaba a la familia presidencial venezolana por “presuntamente haber beneficiado el desfalco de US$1.200 millones de Petróleos de Venezuela”.

El banquero Matthias Krull se había declarado culpable de haber negociado con un grupo de hombres identificados como ‘Los Chamos’ para lavar 200 millones de dólares. Las investigaciones, aún en curso, arrojan que dentro de ‘Los Chamos’ pueden estar Yoswal, Yosser y Walter Gavidia Flores, los tres hijos que Cilia Flores tuvo con su primer esposo y referidos en los documentos judiciales como los hijastros de Maduro.

Los tres hijos de Cilia Flores y una de sus nueras han sido acusados de complicidad en una “serie de transacciones relacionadas con prácticas engañosas”. Con las sanciones del Departamento de Estado, los tres jóvenes Gavidia Flores tienen sus cuentas y bienes congelados en el país norteamericano.

La misma primera dama ha recibido sanciones financieras del Departamento del Tesoro, quien defendió así a su esposa cuando estas se pusieron en marcha contra cinco miembros del entorno cercano de Maduro. “Nunca se había visto algo así, si ustedes quieren atacarme, atáquenme a mí, pero no se metan con Cilia, no se metan con la familia, no sean cobardes”.

Cilia Flores es más que una primera dama y más que una primera combatiente. (Foto: Reuters)
Cilia Flores es más que una primera dama y más que una primera combatiente. (Foto: Reuters)

La medida congela los activos que los funcionarios tengan en EE.UU. y prohíbe las transacciones financieras con personas o entidades de dicho país.

Un poder intacto

Callada como nunca, dicen que Cilia Flores tiene más poder que antes, que los hilos que maneja en el palacio presidencial no son tan invisibles. Después de todo, aún puede infiltrar familiares en las distintas ramas de la administración pública”, dice de ella la periodista Sucre.

Por su parte, la politóloga venezolana Colette Capriles apunta: “El poder de Cilia es independiente de su posición de primera dama. Por supuesto que ahora ese poder está multiplicado, pero la estructura de su poder viene de mucho antes y viene de su actuación política independiente como cuadro y factor fundamental dentro del chavismo”.

Sucre añade que a Cilia se la ve feliz y sonriente en todos los actos a los que acompaña a Maduro y que en su cuenta de Twitter publica con frecuencia los “avances y logros” del régimen madurista. Que su poder palaciego es más fuerte que nunca, aunque sea raro escucharle palabra alguna. Hasta ahora, que lanzó esa fuerte amenaza contra Juan Guaidó.

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