Conversamos con el viceministro de Relaciones Exteriores de Italia para América Latina sobre la postura de su país ante la crisis venezolana, la ultraderecha y la situación actual de Italia en la Unión Europea. (Giancarlo Ávila / El Comercio)
Conversamos con el viceministro de Relaciones Exteriores de Italia para América Latina sobre la postura de su país ante la crisis venezolana, la ultraderecha y la situación actual de Italia en la Unión Europea. (Giancarlo Ávila / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Hace un par de semanas, el viceministro de Relaciones Exteriores de para América Latina, Guglielmo Picchi, estuvo de paso por nuestro país para presenciar la firma de un acuerdo entre la compañía de radiodifusión pública italiana RAI y el Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú, además de participar en una serie de reuniones institucionales y con funcionarios de alto nivel del Gobierno. 

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Sin embargo, también aprovechamos su visita para conversar sobre la postura de su país ante la crisis venezolana, la ultraderecha y la situación actual de Italia en la Unión Europea (UE) a pocas semanas de que se elija el nuevo Parlamento de esa alianza continental. 

- El Gobierno de Italia ha reconocido a como presidente encargado, pero el Ejecutivo se ha mantenido neutral ante el tema. Finalmente, ¿cuál es la posición de su país ante la crisis venezolana?

Nuestra postura es clarísima, tenemos un interés nacional que debemos defender. Debemos defender a la comunidad italiana en Venezuela, que suma 150 mil personas. No podemos correr el riesgo de que sean víctimas de una guerra civil. Por lo tanto, nuestra actitud ha sido de mucha cautela. El Gobierno Italiano no reconoce las elecciones presidenciales de Maduro, por ende, para nosotros no es el presidente legítimo de Venezuela. También hemos dicho que reconocemos la validez de las elecciones de la Asamblea Nacional, por lo tanto, respetando la Constitución Venezolana sobre la base del artículo 233 el presidente de esa institución es el presidente interino. Solicitamos que se celebren elecciones libres y democráticas lo más pronto posible y que el pueblo pueda decidir finalmente quién es su presidente. No nos permitimos decir quién debe ser su presidente, pero sí reconocemos la Constitución y el proceso constitucional.

- La fórmula de Gobierno está conflictuada en Italia, ¿cómo planean resolver esos impases y de qué manera afectaría a nuestra región esta discordancia?

Como cualquier gobierno de coalición, cuando hay varios partidos hay una conversación política muy importante. Nos confrontamos a una serie de retos. Normalmente las diferenciass  son más pequeñas de lo que aparecen en los medios de comunicación. No existe peligro en nuestras relaciones con Sudamérica porque nuestro gobierno le pone mucha atención a nuestras exportaciones, oportunidades económicas y culturales (con esta región). Todo el gobierno, en su totalidad, incluso los amigos del Movimiento 5 Estrellas, creemos que Sudamérica es una zona en la que Italia tiene una presencia notable. El presidente Macri tiene pasaporte italiano, su homólogo Bolsonaro es de origen italiano y por eso prestamos mucha atención a todo lo que acontece en Chile, Venezuela, Perú, Uruguay o Paraguay. Estamos atentos a toda América Latina. Y con Sudamérica no me queda duda de que somos muy amigos.

- ¿Y en el caso puntual del Perú?

Las relaciones entre Italia y Perú siempre han sido muy buenas. Tenemos 40 mil ciudadanos que residen aquí, una historia muy larga en las que han contribuido aquí y lo mismo sucede con la comunidad peruana en Italia, es una comunidad muy trabajadora, muy bien integrada, entre las extranjeras es una de las más antiguas y con menos problemas de integración. Además, tenemos muy buenas relaciones comerciales. Ahora la meta es transformar estas relaciones normales a estratégicas, pues tenemos compañías que pueden resultar complementarias.

- ¿Cuán cómoda se siente Italia como parte de la Unión Europea? ¿Existe un deseo de alejarse del bloque?

No. Estamos afrontando un reto muy importante, somos europeos y queremos seguir así. Pero no decimos que todo funcione bien dentro de esta alianza, hay muchas contradicciones dentro de la Unión. Ponerse de acuerdo entre veintiocho –o 27 países, dependiendo si cuenta o no a Reino Unido- no es cosa fácil. El proceso quizás ha sido demasiado rápido, es necesario recuperar la identidad nacional, la soberanía de los parlamentos, no porque no querramos unirnos en los grandes retos globales sino porque no todo se puede hacer juntos. Por eso tratamos de hacer juntos lo que sea posible y que cada país maneje sus cuestiones internas a su modo. El 10 de mayo habrá elecciones en la UE y serán las primeras realmente políticas que van a definir el futuro del bloque.

- En todo caso, ¿coincidimos en que el crecimiento de la ultraderecha complica más esas relaciones?

No. No creo que sea así. Con frecuencia la prensa intenta identificar a muchas formaciones como ‘ultra’, yo creo que simplemente son formaciones conservadoras, distintas de lo que era el conservadurismo tradicional y que interpreta otros valores como la identidad, las tradiciones que creemos que son el cemento de nuestras comunidades. Frecuentemente los políticamente correctos acusan eso de ser de extrema derecha. Yo creo que defender las fronteras, los valores, las tradiciones es simplemente cosa de buen sentido, por eso en tantos países europeos esas formaciones han ganado tantos votos.

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