A un año de visibilidad, lucha y confianza, por Carlos Bruce
A un año de visibilidad, lucha y confianza, por Carlos Bruce
Carlos Bruce

Hace alrededor de un año, producto de la oposición al proyecto de que presentamos en el 2013, empezaron a verterse expresiones absurdas en contra de los homosexuales. Ideas que, pasando por lo antropológico, genético y las citas de libros bíblicos, nos llevaron al asombro e indignación por lo chocante que resultaban para la racionalidad. Y que llegaron incluso al extremo de colgarse paneles ofensivos contra la dignidad de millones de peruanos y peruanas. 

Fiel a mis principios, el año pasado, en este Diario y en esta misma fecha decidí hacer pública mi orientación sexual, seguro de los ataques que recibiría por parte de los sectores intolerantes. Ataques, inclusive, de figuras del clero que no tardaron en arrojar insultos y que con ocasión del archivamiento de la unión civil, han reflejado argumentos insensatos, cargados de dogmas, prejuicios e ignorancia. 

Debo señalar que en aquella oportunidad hubo miedo, pero sabía qué era lo correcto y que mi testimonio podía ayudar a entender que si eres gay o lesbiana, nada tiene que ver con que seas un buen o mal funcionario. Y en mi caso, hasta mis adversarios políticos lo reconocen al calificar mi gestión como la mejor cuando fui ministro de Estado.

Ahora, luego de este año transcurrido, considero que la decisión de hacer pública mi orientación sexual ha valido la pena al leer correos de adolescentes a quienes mi revelación les ha servido para darse cuenta de que no estaban solos, y que se han llenado de fuerza para decirles a sus padres que son gays. Recuerdo al adolescente de que me comentó que luego de leer la entrevista decidió ya no ver en el suicidio una salida y luchar por su vida al comprender que la orientación sexual no tiene relación alguna con el éxito o el fracaso. 

Por otro lado, sobre la unión civil que no fue aprobada, considero que hemos ganado en el debate de la razón y la constitucionalidad. Así lo demuestran todas las instituciones del Estado que tenían que opinar y lo hicieron a favor: el , la Defensoría del Pueblo, el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación. En este tiempo hemos convencido a los organismos del Estado que velan por la justicia y los derechos humanos de que la unión civil no afectaba a nadie y lo único que hacía era restituir la libertad a miles de homosexuales a quienes se les viene ignorando. 

Luego, no es extraño por qué el presidente Ollanta Humala no emitió opinión sobre un tema de esta trascendencia. La misma se ve reflejada en el voto de los congresistas de su partido quienes en bloque en marzo último decidieron desconocer la identidad de miles de peruanos. Con el apoyo del presidente y sus votos en el Congreso la causa por la igualdad habría avanzado. Así ha sucedido en Chile, Uruguay, Argentina y Estados Unidos, donde el respaldo de los mandatarios ha sido vital. Sin embargo, tenemos confianza en que la unión civil más temprano que tarde será aprobada. En las próximas elecciones generales será un tema relevante y sobre el cual todos los presidenciables (hasta la fecha más importantes) como Alan García, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori se han pronunciado a favor, y de llegar a Palacio de Gobierno tendrán que honrar su palabra. 

Finalmente, al día de hoy estoy convencido de que hemos sembrado en la sociedad la lucha por una verdadera causa en procura de un Perú más justo, solidario y realmente inclusivo. El apoyo llegado de jóvenes, padres e hijos, amigos, con el casi unánime respaldo de los sectores lúcidos de políticos, periodistas y artistas, así lo demuestran. Esto me hace saber que mi revelación ha tenido finalmente un efecto positivo en quienes buscan una sociedad más digna en donde vivir y valoran la igualdad y la libertad de todos y todas las personas.