La peruana puede y debe mejorar. En la crítica situación política y social que vive el país, rumbo a convertirse en un fallido y con una sociedad deprimida y ausente, la prensa debiera ser el mayor aliado del ciudadano. Y aunque sin ella no se conocería la corrupción de Alberto Fujimori, Lava Jato y de este , la confianza en ella es baja. Para el ciudadano, la prensa responde a intereses particulares, presume que publica lo que le da la gana. En el fondo, desconfía de la ética periodística.

Una manera de que la prensa no se extralimite en asuntos éticos es autorregulándose. ¿Pero cómo confiar si se regula a sí misma? El Estado tampoco es un garante, pues suele buscar censura y control, con la consiguiente afectación a las libertades de expresión, prensa, información y pensamiento. Sin embargo, es cierto que la autorregulación requiere un vigilante independiente, civil y especializado.

Por eso, el Consejo de la Prensa Peruana (CPP) ha recompuesto su Tribunal de Ética. La gestión 2022-2024, ya instalada, está integrada por cinco vocales con amplia experiencia en el periodismo y la academia: Alejandra Puente Frantzen, Hugo Coya Honores, Sonia Goldenberg Pravatiner, Jenny Canales Peña (vicepresidenta) y Andrés Calderón López (presidente). Los vocales suplentes son Miguel Patiño Bottino y Juan José Vega Miranda. Fueron elegidos mediante votación por un comité compuesto, entre otros, por personalidades ajenas al periodismo.

El Tribunal de Ética tiene dos funciones principales: resolver las quejas presentadas por ciudadanos contra los medios de comunicación asociados al CPP y aquellos no asociados que voluntariamente acepten su competencia. Desde aquí invoco a los no asociados a aceptarla. La segunda función es emitir pronunciamientos ante hechos que considere afectaciones a la ética periodística. No es un tribunal amigo. Debe ser incómodo. Su filosofía debiera ser similar a la de la Defensoría del Pueblo, pero con las fauces de la Sunat.

El Tribunal de Ética tiene total autonomía e independencia del CPP y un reglamento propio. Los vocales no reciben dietas ni están dentro del organigrama del CPP, ni pueden ser despedidos o cesados por el Consejo. Todos ellos tienen una probada trayectoria de independencia crítica: Andrés Calderón publicó este año un libro con severas críticas a la prensa; hoy preside el tribunal. Jenny Canales fue vocal en la gestión 2020-2022 y firmó resoluciones con fallos contrarios a los medios. La autorregulación a través de un tribunal solo funciona si sus integrantes no están alineados con la prensa. El lector puede confirmar la independencia del tribunal en las resoluciones en contra de los medios de comunicación en . Además, cualquiera puede presentar su caso de manera digital y gratuita en .

Las faltas éticas se identifican y dilucidan con perspectiva cuando no es uno mismo quien las comete. Por ello, el sistema de ‘checks and balances’ del tribunal implica un compromiso de respeto a la institucionalidad y estimula la reflexión sobre errores cometidos. Así ganan la ciudadanía y el periodismo. Una prensa que se equivoca y se rectifica es una prensa que gana credibilidad y respeto. Recordemos: el periodismo busca la verdad, no la posee.

Rodrigo Salazar Zimmermann Es periodista y director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana