La ilusión de la varita mágica

Adriana Tudela

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Que no sea otra oportunidad perdida

Carlos Zeballos

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“Necesitamos encontrar consensos mínimos para poder aprobar verdaderas reformas (y no solo políticas)”.

La de los últimos tiempos no comenzó con ni termina con su salida. Seis presidentes en seis años, tres en el mismo período y un sentimiento de desconfianza generalizado hacen que esta crisis sea mucho más profunda y, por lo tanto, mucho más difícil de resolver.

Se nos presentaron diversas medidas que iban a “cambiarlo todo”: la reforma política de Martín Vizcarra, el cierre del Congreso en el 2019, el #QueSeVayanTodos que escuchamos desde el 2020, entre otras. Sin embargo, estas “soluciones” no cambiaron nada y, en realidad, nos empujaron a un ciclo populista del que parece no podemos escapar, empeorando la crisis.

Una lección debe ser desconfiar de aquellos radicales y oportunistas que proponen medidas inmediatistas y “perfectas”. En el fondo, lo que buscan es aprovechar el legítimo descontento ciudadano para generar caos y erosionar a las instituciones porque estas son los límites al ejercicio del poder político y evitan su abuso.

El adelanto de elecciones a abril del 2024 que aprobó el Congreso esta semana no es una solución mágica y desde Avanza País somos claros al señalarlo. Era una decisión necesaria, entendiendo que la situación de este gobierno es insostenible hasta el 2026, pero no va a solucionar automáticamente la crisis en la que estamos inmersos. Por eso es que ha sido tan importante no ceder ante la ola de violencia que exigía elecciones inmediatas.

Aprobar elecciones inmediatas, sin oportunidad de debatir reformas políticas mínimas, hubiese implicado, en la práctica, que la izquierda logre a través de la violencia en las calles lo que Castillo pretendió hacer y no logró con su golpe de Estado. Hubiese sido legitimar y premiar la violencia.

Ahora, si el adelanto de elecciones tuviera que irse a un referéndum, lo responsable es advertir que eso puede abrir la puerta a que la revocatoria de los mandatos presidenciales y parlamentarios se convierta en el pan de todos los días, hundiéndonos completamente en el ciclo populista.

La verdadera salida de esta crisis pasa por entender que no hay tal cosa como una solución mágica. Si queremos un país con instituciones fuertes, que defienda los derechos de los ciudadanos y que sea un lugar en el que cada peruano pueda desarrollar su proyecto de vida, debemos entender que el cambio que queremos no se va a dar de un día para el otro, sino que hay que empezar a construirlo, paso a paso, sin patear el tablero cada vez que no nos guste algo.

Necesitamos encontrar consensos mínimos para poder aprobar verdaderas reformas (y no solo políticas), pero también debemos entender que el camino que tenemos por delante para salir de esta crisis es largo y que, si bien las reformas no son varitas mágicas, significan que hemos comenzado a dar pasos en la dirección correcta. Debemos dejar algo mejor de lo que encontramos. Ese es el reto que tenemos delante.