El alma mater de la ilegalidad e informalidad

Marcel Velázquez Castro

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Marcel Velázquez Castro

Reforma para avanzar, no para retroceder

Mónica Bonifaz Chirinos

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Mónica Bonifaz Chirinos

“El problema más grave está en los posgrados porque hay una amplia oferta de muy baja calidad”.

En las últimas semanas, la institución ha estado en el ojo de la tormenta y en la lengua del escándalo. Se han conocido los plagios y la irrelevancia académica de la tesis del presidente Pedro Castillo y la primera dama Lilia Paredes; se ha revelado el enorme y rentable mercado ilegal de tesis; se ha confirmado que no hay correlación entre el descomunal número de tesis de una institución y sus publicaciones académicas en revistas indexadas.

Hay que reconocer que la y la han generado cambios positivos, pero insuficientes, pues todavía el sistema universitario peruano posee enormes diferencias de calidad, problemas de acceso y cobertura, y está permeado, en parte, por malas prácticas individuales e institucionales.

Inmediatamente después del proceso de licenciamiento, seguía la acreditación de los programas de licenciatura, maestría y doctorado. Sin embargo, por la reorganización y debilidad del Sineace, este proceso marcha lento. El problema más grave está en los posgrados porque hay una muy alta demanda de ellos, como una vía hacia mejoras laborales, y una amplia oferta de muy baja calidad, pero que ha garantizado por décadas el grado de magíster y de doctor, rápido y sin mayor esfuerzo. No es amor al conocimiento, sino al cartón.

El proceso de acreditación de los posgrados es urgente y debe considerar principalmente la originalidad y relevancia de la investigación que generan. Así, los que no cumplan con estos estándares deben desaparecer. Otra posibilidad es que, de acuerdo con el ranking de Sunedu, solamente se permita que el tercio superior de universidades ofrezca doctorados; el segundo tercio, maestrías; y el último tercio, solo licenciaturas.

Por otra parte, este Gobierno populista apuesta por la masificación y la guerra contra el mérito mediante el ingreso libre. Así, las universidades públicas van a tener que realizar el filtro selectivo en sus primeros ciclos, con los costos económicos y académicos que esto acarrea. Sin duda, puede ampliarse el acceso, pero no con medidas antitécnicas, sino con gratuidad y calidad entrelazadas, con un programa de becas masivas focalizadas en carreras estratégicas. Hoy, Beca 18 no cumple con esa tarea.

Otros problemas centrales son la distribución territorial asimétrica de la universidad, una sobreoferta de carreras de Derecho, Administración y y un escaso interés entre los jóvenes por carreras clave para el desarrollo científico y tecnológico del país. No tenemos suficientes profesores-investigadores ni universidades con características específicas para las urgentes demandas de las regiones. En el Perú, los egresados de universidades ingresan al mundo laboral en condiciones de subempleo invisible (25,7%) e informalidad (40,4%). Y más del 15% está desempleado (III Informe Bianual, Sunedu, 2022).

En síntesis, hay que volver a pensar el diseño de la universidad en un mundo global donde el conocimiento circula digitalmente y la inteligencia artificial está cambiando dramáticamente el mundo laboral actual. Por eso, hay que enfrentar la contrarreforma universitaria iniciada en el Congreso, que solo garantiza informalidad y oprobio.