¿Y los congresistas de Lima?, por Augusto Rey
¿Y los congresistas de Lima?, por Augusto Rey
Augusto  Rey

Muchos de los problemas más apremiantes a los que se enfrentan las ciudades no pueden ser solucionados exclusivamente por sus gobiernos locales, sino que requieren de leyes que permitan realizar cambios de fondo que muchas veces exceden las competencias de sus alcaldes. De ahí la importancia de que los congresistas no dejen de trabajar por la circunscripción por la que fueron elegidos, pues su presencia en el Congreso es vital para encaminar el desarrollo de sus territorios. Lamentablemente, una vez que ocupan el escaño, muchos parecen olvidar esta dimensión de su trabajo. 

Esto sucede en las distintas circunscripciones del Perú, pero es particularmente tangible en el caso de Lima, donde en los últimos años pareciera que no hemos contado con representantes que se preocupen por los asuntos de ciudad que requieren de medidas legislativas. Por supuesto, si la propia capital, que cuenta con 36 congresistas, se encuentra en tal estado de abandono legislativo, es fácil imaginar a lo que se enfrentan las ciudades del interior.

Si nos enfocamos en el caso de Lima, podemos encontrar una serie de problemas que fueron ignorados por los últimos congresos. Quisiera ahondar en dos en los que considero hay cierto consenso y que todo candidato al Congreso por Lima debería llevar en su agenda. 

El primero de ellos se vincula con la movilidad urbana. El 40% de unidades de transporte público que transitan por Lima proviene del Callao y es evidente que millones de limeños y chalacos se mueven entre una y otra provincia todos los días. Sin embargo, las reglas de transporte público son distintas en cada una, lo que dificulta la modernización y una mejora coherente e integrada de las redes de transporte. 

Esto se profundiza cuando a la fecha no ha existido voluntad política de los alcaldes para trabajar conjuntamente en una alternativa. Las consecuencias son dolorosamente visibles con solo poner un pie en la calle. 

Para solucionar esta situación, es necesario crear una autoridad autónoma que permita una gestión común del transporte público entre Lima y Callao. Este cambio, además, permitiría despolitizar un tema tan crucial, creando una autoridad técnica que no esté sujeta a las aprobaciones electorales. Mientras que el peso de la reforma del transporte recaiga únicamente sobre los hombros de los alcaldes, difícilmente veremos cambios en los siguientes años. 

El segundo de estos problemas concierne a los servicios de agua potable y desagüe. En Lima hay casi un millón de personas que no cuentan con agua ni desagüe y, pese a que el municipio de Lima es el encargado del desarrollo urbano de la ciudad, la comuna no tiene ninguna injerencia en las decisiones que toma Sedapal. Lima es la única provincia del país en la que esto sucede. La solución sería que el municipio de Lima al menos participe en el directorio de Sedapal. Así se evitarían problemas tan absurdos como que se rompan pistas recién construidas para colocar tuberías, además de que permitiría desarrollar los planes de crecimiento y densificación de la ciudad con las redes de abastecimiento de agua. 

A estos dos podemos sumar más temas que no son asuntos menores para la ciudad. Sin embargo, el primer paso es contar con congresistas que no olviden el trabajo más directo de representación: la gente y la ciudad que los eligió. En estas elecciones tenemos una nueva oportunidad.