Debate: ¿El acuerdo Transpacífico es beneficioso para el Perú?
Debate: ¿El acuerdo Transpacífico es beneficioso para el Perú?

A FAVOR

Los beneficios del TPP

- Jessica Luna -

Gerenta general de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex)

El TPP es el bloque comercial más dinámico del mundo. Representa al 40% del PBI mundial. Con más de 800 millones de habitantes, abarca un 25% y un 27% de las exportaciones e importaciones globales, respectivamente. Además, cuenta con un PBI per cápita promedio de US$33.000. 

En el 2015, el TPP fue el destino de un tercio de nuestras exportaciones totales y presenta un enorme potencial para las exportaciones no tradicionales del sector agroindustrial, pesquero (conservas de pescado, conchas de abanico) e industrial (joyería, prendas de algodón).

Con el TPP no solo ganamos un protagonismo en la zona de Asia-Pacífico, también obtenemos mejoras en condiciones de acceso de TLC existentes, por ejemplo, con Canadá y Japón. Nos beneficiamos con la conexión de las pymes peruanas con las cadenas de valor global, a través de la acumulación de origen entre los 12 países. 

Agilizamos protocolos sanitarios para mejorar el acceso de los productos agropecuarios peruanos. Incluimos disposiciones coercitivas que garanticen su cumplimiento. También fomentamos el comercio electrónico. 

Además, alcanzamos mecanismos efectivos de cooperación y asistencia técnica para la mejora de capacidades. Logramos la protección de la biodiversidad y de los conocimientos tradicionales del país y el acceso a las compras públicas de los otros 11 países miembros del TPP. 

Y, finalmente, ganamos igualdad de condiciones en los países del TPP para técnicos, profesionales y proveedores de servicios peruanos que podrán exportar servicios sin restricciones, incluida su provisión desde el Perú.

En cuanto a la ampliación de mercados, trae beneficios inmediatos con Australia, Brunéi, Malasia, Nueva Zelanda y Vietnam. Por el gigantesco diferencial entre lo que importan y lo que les vendemos, las preferencias arancelarias del tratado abren un amplio espacio para la expansión de nuestras exportaciones no tradicionales. 

Hoy nuestras exportaciones combinadas de productos no tradicionales a esos mercados no llegan a US$36 millones, mientras que estos cinco mercados importan estos productos por un monto superior a US$4.000 millones. Específicamente, se ha identificado un mercado potencial de US$2.250 millones en frutas y hortalizas, granos andinos, productos pesqueros y productos textiles de algodón y alpaca.

Sin embargo, escuchamos mensajes como que los precios de las medicinas subirán, que los genéricos escasearán, que el Estado se encontrará en desventaja frente a disputas con la inversión privada o que nuestra agricultura desaparecerá. Los peruanos aprendimos que todo eso es falso. Son solo propagandas millonarias organizadas por ONG internacionales anticomercio, antidesarrollo y sus socios locales.

Para el Perú, el TPP es la gran oportunidad de consolidar su presencia en los mercados internacionales y las economías más dinámicas del mundo. Nos permitirá atraer mayor inversión privada, posicionarnos mejor frente a nuestros competidores e insertarnos en las cadenas globales. Millones de nuevos consumidores, mejores productos, precios competitivos, mayor tecnología y la promesa de un mercado integrado aun más grande. No hay duda de que este es un acuerdo con el que ganamos todos. 

EN CONTRA

Riesgo patentado

- Jaime Delgado -

Congresista de la República

El TPP es una oportunidad para ampliar mercados a nuestros productos, pero la experiencia nos demuestra lo contrario. La poca capacidad productiva, sumada a los estándares del mercado mundial, limitan nuestras posibilidades de sacar provecho de estos tratados.

A diferencia del trato que se da a nuestros productos de exportación en el extranjero, en el Perú no solicitamos casi ningún requisito a las mercancías que ingresan a nuestro mercado. Mientras otros países protegen a sus consumidores, procurando tener productos seguros y de calidad, en el Perú aceptamos el ingreso de cualquier chatarra, sacrificando el interés, la salud y la seguridad de los peruanos.

Muestra de esto es la cantidad de productos peruanos rechazados por el mercado internacional. ¿Y qué se hace luego con esos productos? Comercializarlos libremente en el mercado interno. 

Pero el TPP no solo se refiere al comercio de mercancías y servicios. También incluye algunos beneficios para los productores de medicamentos. 

El aspecto más sensible es la inclusión de la protección a los datos de prueba que implica un régimen de exclusividad o monopolio en la explotación de una patente. Esta protección otorga al laboratorio beneficiario un período de 20 años de explotación exclusiva. Si a eso le sumamos los cinco o más años de protección de sus datos de prueba, podría, en determinadas circunstancias, superar la extensión que se planteó en un inicio.

Tratándose de medicamentos de última generación –llamados biológicos–, las patentes que protege el TPP provocan que sus precios sean tan altos que quedan fuera del alcance de la mayoría de pacientes. Estos, en consecuencia, están condenados a esperar su muerte con resignación. 

Por eso, el mercado generalmente espera con ansias el vencimiento de las patentes, para que el resto de laboratorios pueda fabricar libremente y a precios muchísimo menores los medicamentos antes protegidos.

Ahora, con la introducción de un período de protección a los datos de prueba para los medicamentos biológicos, el riesgo de que ese plazo se amplíe origina una enorme preocupación, pues no estamos hablando de cualquier producto. Estamos frente a medicamentos que pueden significar la diferencia entre la vida o la muerte para millones de personas.

Pero no solo el TPP ha creado estos privilegios para los fabricantes de medicamentos. En las últimas décadas, los países hemos ido cediendo cada vez más a los beneficios para los laboratorios. 

Con el respaldo de las grandes potencias económicas, los países en desarrollo nos hemos doblegado ante un régimen de patentes que se hace cada vez más protector del inventor y más indolente con el interés público. 

Además, a nuestros gobiernos siempre les tiembla la mano a la hora de defender al consumidor frente a los abusos del titular de la patente. Nuestros líderes no se atreven a emplear la licencia obligatoria, prevista en la legislación nacional e internacional, para lanzar un mensaje claro y legítimo al mercado: “Si abusas de tu condición monopólica, puedo obligarte legalmente a otorgar licencia para que otros fabriquen el mismo producto a precios menores”.