Ciudadanos recorren uno de los mercados de la capital portando mascarillas y vigilados por personal militar.
Ciudadanos recorren uno de los mercados de la capital portando mascarillas y vigilados por personal militar.
/ Fernando Sangama
George Forsyth

Quisiera comentarles qué es lo que viene pasando, no solo en el distrito de La Victoria, sino en todo el Perú, en torno a la muy difícil situación que nos ha tocado encarar como pueblo. Muchos me preguntan por qué están subiendo los contagios y, por ende, las muertes por COVID-19, si la gran mayoría venimos cumpliendo con la cuarentena, mantenemos nuestra distancia, usamos mascarillas y solo acude al mercado una persona por familia. Y la respuesta es bastante sencilla: todos los mercados y bodegas en las que realizamos nuestras compras son abastecidos por otros mucho más grandes, como La Parada, donde lamentablemente no existe cuarentena alguna.

Si quieres cortarte el cabello, comer ceviche, tomar cervezas con tus amigos, jugar a las cartas, etc., anda a La Parada. Es más que obvio que, más allá de las 8.000 personas que visitan esta zona cada día, todos los productos que provienen de allí salen con el virus. Es evidente que La Parada, si no es el punto de contagio más grande del Perú, se encuentra dentro del ‘top 3’. Y para poder solucionar un problema que afecta a todo Lima –y, por consiguiente, a todo el Perú– tuvimos que pedirle ayuda al Concejo Provincial. Sugerimos ubicar temporalmente a los comerciantes de La Parada en el famoso, pero casi inutilizado, Parque del Migrante, donde hubiésemos podido controlar temporalmente el ingreso de las personas, promover el orden y la limpieza, las medidas sanitarias, el uso de mascarillas y controlar la temperatura de los visitantes; algo que actualmente es imposible en 13 cuadras de vía pública. Eso no funcionó y, debido a nuestra insistencia, logramos una reunión con todos los sectores que, a pesar de que nuestro planteamiento fue acogido, tampoco trajo los resultados esperados.

Han pasado casi tres semanas y es evidente que el Parque del Migrante ya no es una solución viable porque ahora gran parte de los comerciantes están infectados. Los detalles son los que hacen la diferencia. Pedimos ayuda por primera vez hace un mes y medio, pero ya no se puede retroceder el tiempo. Desde entonces, la cuarentena se ha extendido varias veces, muchos peruanos se han quedado sin trabajo, aumentó el hambre, las personas se enfermaron, los hospitales reventaron en medio del heroísmo de los trabajadores de salud, pero lo peor es que cientos de peruanos han perdido la vida y muchos más van a morir. Ahora, en La Victoria, tenemos nuevos héroes. Nueve de los 24 policías por el COVID-19 son de nuestro distrito. Aun así, seguimos exponiéndolos junto con nuestros soldados y trabajadores municipales al maldito virus. En mi vida he vivido de todo, pero nunca me caí como cuando tuve que estar presente en el momento de la entrega de la bandera y de la gorra a la esposa de un héroe de la policía de La Victoria, que murió defendiendo al Perú. Definitivamente siento culpa por no haber hecho más, por no haber logrado convencer a las distintas autoridades de que debíamos tomar medidas.

Mirando atrás, sin embargo, el problema del mercado no es algo nuevo ni exclusivo de La Victoria. Tiene años, como los tenían el problema de Gamarra y el Mercado de Frutas. Nos dicen, todos los años, que crecemos económicamente, pero pasan autoridades, gobiernos, y la cosa sigue exactamente igual. La gente sigue trabajando entre ratas, basura y enfermedades. Si una pandemia en la que el mundo entero sabe que los mercados son la principal fuente de contagio de un virus que –justamente– se originó en un mercado no nos obliga a trabajar en mejorar este tipo de establecimientos, ¿qué podemos esperar una vez que esto pase? Para algunos, esta emergencia es algo que va a pasar, por lo que no hay que alborotar el ‘status quo’. Estoy todo el día en el trabajo y no he visto a una sola autoridad en La Parada. Sin embargo, más vale tarde que nunca. Es hora de dejar recelos y trabajar pensando en el Perú. Felicito al presidente . Lo veo trabajando por el país, luchando. Me encantaría que nos visite en La Victoria porque no puedo solo. Necesito su ayuda. Estoy seguro de que varios luchadores lograremos mucho.

Finalmente, el 13 de marzo solicitamos al Ministerio de Salud las pruebas para todo mi personal. Llevamos canastas de ayuda casa por casa, visitamos hogares y atendemos a los compatriotas en las calles que quieren regresar a sus regiones. Solo requerimos unas cuantas pruebas para mandar a los enfermos a su casa y para que los que no lo están puedan seguir ayudando.

Quiero decirles a todos los que hoy estamos en la calle (Fuerzas Armadas, policías, personal médico, autoridades, trabajadores municipales, etc.) que estamos en el minuto 80. Que las piernas aflojan, el aire se agota, el rival está encima, el público te grita y que concentrarse es cada vez más difícil. Pero recuerden que para esto nos hemos preparado. ¡Toca la cancha, persígnate y a ganar!


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