"¿Significa esto que cumplen con todos los requisitos? Tampoco parece ser así, pues también pueden señalarse debilidades y riesgos importantes que el partido todavía no ha superado".
"¿Significa esto que cumplen con todos los requisitos? Tampoco parece ser así, pues también pueden señalarse debilidades y riesgos importantes que el partido todavía no ha superado".
Javier Albán

Como han coincidido diversos especialistas, uno de los principales problemas que hoy enfrenta nuestro país es su rezago en materia de instituciones, entendidas estas como “las reglas y procedimientos [formales e informales] que estructuran las interacciones sociales, al restringir y permitir el comportamiento de los actores” (North, 1990). La solidez de nuestras instituciones democráticas, la confianza en que existen ciertas reglas mínimas que todos debemos respetar, es lo que determina en gran parte qué tan resilientes seremos frente a amenazas autoritarias o populistas, como las que han afectado ya a algunos de nuestros vecinos. Y como han planteado varios politólogos, uno de los principales problemas que hoy enfrentamos en materia de instituciones democráticas es la falta de verdaderos partidos políticos.

En este contexto, una de las organizaciones nacidas en el Perú en los últimos años bajo la promesa de intentar armar un proyecto institucional y de largo plazo, y de no convertirse en un “vientre de alquiler” o en una “coalición de independientes” (Zavaleta, 2014), ha sido el . ¿Pero han logrado realmente cumplir con su promesa? Esta es la pregunta que guía el capítulo que me tocó escribir sobre el Partido Morado en “Minicandidatos”, libro editado por el politólogo Carlos Meléndez y publicado por Penguin Random House.

Con ‘partidos institucionales’ me refiero a aquellas organizaciones aún visibles en otros países que se distinguen por tener una mínima presencia y respaldo a nivel nacional, afiliados activos en varias partes del país (no solo durante elecciones), y un proyecto programático de largo plazo, respaldado en una visión e ideología propias que, con matices, todos los miembros del partido comparten. ¿Por qué este tipo de organizaciones no ha aparecido en el Perú últimamente?

Según los politólogos Steven Levistky, James Loxton y Brandon Van Dyck (2016), los contextos de relativamente sana competencia democrática –como que el que vivimos aquí al menos desde el 2001– no serían los más propicios para el surgimiento de partidos institucionales. En cambio, es cuando se viven “conflictos extremos” –situaciones como guerras civiles o represiones autoritarias– que movimientos políticos realmente surgen “de abajo hacia arriba”, representando reclamos reales de la gente. En una línea similar, Kenneth Roberts plantea que los clivajes históricos importantes, como los que hubo durante el siglo XX, favorecieron el surgimiento de partidos, pero ya no han sido comunes últimamente. Lo que estos eventos permiten es que surja una causa que logra cohesionar a un grupo de ciudadanos en torno a un objetivo común.

Ni el Partido Morado ni alguna otra organización peruana reciente ha nacido bajo estas condiciones. Sin embargo, pueden destacarse en los morados algunos elementos objetivos de institucionalidad: cuentan con un ideario desde su fundación en el 2016, tienen cerca de 17 mil afiliados en los 25 departamentos (más que y el , aunque menos que o el ), múltiples líderes (algunos probablemente con mayor aprobación que su candidato presidencial), y no deja de destacar que las siglas escogidas para su logo sean las del nombre del partido y no las del nombre de su líder.

¿Significa esto que cumplen con todos los requisitos? Tampoco parece ser así, pues también pueden señalarse debilidades y riesgos importantes que el partido todavía no ha superado: en el pasado reciente hemos visto fuertes discrepancias públicas entre sus militantes; y no es claro aún si su capacidad de organización interna, o la extensión de su presencia y respaldo a lo largo del país, sean lo suficientemente sólidas como para aguantar la turbulencia de una campaña electoral (más aún si el resultado fuese adverso).

En el capítulo de “Minicandidatos” analizo estos puntos con más profundidad, a través de un repaso a la historia del proyecto morado desde sus inicios en el 2013, para que cada lector pueda sacar su propia conclusión. Otros autores exploran de forma similar el funcionamiento interno de otros de los partidos en competencia. Si quiere conocer un poco más sobre cómo funcionan estos por dentro, recomiendo revisar el libro.