Estadísticas en América Latina, por Juan Arroyo
Estadísticas en América Latina, por Juan Arroyo
Juan Arroyo

La segunda vuelta o balotaje (del francés ‘ballotage’) tiene sus orígenes en la Francia del siglo XIX, cuando Napoleón III instituyó que, para que un ciudadano alcanzara un cargo público, se requería necesariamente de la mitad de los votos. En el Perú se implementó en 1979 y desde entonces se ha aplicado en cuatro ocasiones, y en las próximas semanas se realizará el quinto balotaje, esta vez entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori.

Las encuestas previas al sufragio del 10 de abril pudieron decir muchas cosas, pero quizá es también importante realizar un análisis estadístico de todos los balotajes ocurridos en América Latina, en países como Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, El Salvador, Guatemala y Ecuador, donde, al igual que acá, se cumple la regla de una segunda vuelta entre los dos candidatos con mayor votación si en la primera ninguno alcanza el 50%.

De los 34 balotajes ocurridos desde 1979, en 26 ocasiones quien se impuso en primera vuelta lo hizo en la segunda y solo ocho veces hubo un triunfo del candidato que quedó segundo en la primera vuelta. Observando en detalle el primer grupo, en el 50% de los casos el ganador de la primera vuelta sacaba una ventaja superior al 10% al segundo puesto, destacando la doble victoria de Luiz Inácio Lula da Silva sobre José Serra en el 2002 y de Michelle Bachelet sobre Evelyn Matthei en el 2013. 

Por otro lado, solo en cinco ocasiones esa ventaja fue inferior al 5%. Casos muy especiales fueron el de Chile en 1999, cuando Ricardo Lagos por la Concertación y Joaquín Lavín de la Unión Demócrata Independiente prácticamente acapararon todos los votos (47,95% contra 47,51) y casi no hubo cambios cuando Lagos se impuso en segunda. 

Respecto a los ocho casos en los que hubo reversión en los resultados de las primeras vueltas, en todos ellos la distancia entre el primer y segundo lugar en primera vuelta fue estrecha. Por ejemplo, en Colombia hace dos años Juan Manuel Santos terminó imponiéndose a Óscar Zuluaga, del Centro Democrático, tras haber caído en primera vuelta por una diferencia de 3,56%.

En el Perú tenemos la experiencia de Alan García y Ollanta Humala en el 2006, cuando el segundo se impuso con una diferencia de 6,29%, para luego ser superado con un 47,38% frente a un 52,62% del líder aprista.

Así, puede concluirse que cuando el ganador de la primera vuelta se impone con una fuerte ventaja, por lo general termina alzándose vencedor en el posterior balotaje, y que los segundos lugares han conseguido revertir los resultados cuando en primera instancia perdieron por una diferencia inferior al 8%, independientemente de la enorme captación de votos que pudieran haber conseguido eventualmente para ganar. 

Se han dado casos en que los segundos lugares han revertido distancias grandes, pero han sido fruto de vuelcos electorales. Pero, al fin y al cabo, estas son solo estadísticas y en una elección intervienen muchos factores, aparte de que en el Perú todo puede ocurrir.