"Las condiciones que vivimos nos obligan a poner como prioridad el futuro educativo de las y los peruanos y asegurar el buen retorno lo antes posible. Si no es ahora, ¿cuándo?". (Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec)
"Las condiciones que vivimos nos obligan a poner como prioridad el futuro educativo de las y los peruanos y asegurar el buen retorno lo antes posible. Si no es ahora, ¿cuándo?". (Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec)
Marilú Martens

El 83% de padres y madres de familia prefieren el regreso a la presencialidad y la semipresencialidad en las , pero el 42% no confía en que se cumplirán los protocolos de bioseguridad (Datum Internacional, 2022). Si bien la vacunación es crucial para el regreso seguro, hay otras medidas igual de importantes, pero menos atendidas. Solo una cosa es segura ante tanta incertidumbre: no podemos tener un año más sin presencial.

Conocemos la urgencia del regreso a clases: los estudiantes se han visto afectados por la baja calidad educativa y el pobre aprendizaje que han tenido con la educación a distancia; además, han visto afectada su salud mental por el contexto de la cuarentena. Las escuelas ayudan a socializar y a desarrollar el lado psicoemocional de los estudiantes, a la vez que son espacios seguros de prevención de violencia y desarrollo integral. La educación de calidad no se negocia y el retorno a clases es necesario e impostergable.

Hoy, las preguntas giran en torno a la infraestructura de las instituciones educativas: ya, desde antes de la pandemia, muchas de ellas no accedían a servicios básicos. En el 2021 el 7,4% de colegios públicos no contaba con agua, desagüe y energía eléctrica, según cifras del Ministerio de Educación, lo cual equivale a más de 4.000 colegios. Muchas instituciones se abastecen de agua con camiones cisterna, pilones públicos, pozos de agua o ríos. En el caso de la energía eléctrica, el 10% de escuelas en zonas rurales no tienen acceso e incluso a muchas les han cortado estos servicios por falta de pago. Poner especial atención y dedicación al acondicionamiento de las condiciones sanitarias básicas de las escuelas para garantizar la salud y seguridad de nuestros niños y niñas hoy pasa a ser una tarea urgente, no negociable.

En el contexto de la invitación al proceso de adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las condiciones para la educación de nuestros niños y niñas debe ser prioridad en la agenda de desarrollo del país. Luego del retraso que la educación sufrió por la pandemia, es determinante otorgar las mejores condiciones para que los alumnos puedan recuperar el terreno perdido. Incorporarnos a esta organización implica responsabilidad y tener una hoja de ruta y metas claras e implementables, además de un compromiso del Gobierno en todos sus niveles. Hoy, la realidad peruana parece estar muy alejada de esto.

La propia OCDE ya ha mencionado que la recuperación de los sistemas educativos tras la crisis sanitaria será vital para la salud social y económica de las sociedades. Las condiciones que vivimos nos obligan a poner como prioridad el futuro educativo de las y los peruanos y asegurar el buen retorno lo antes posible. Si no es ahora, ¿cuándo?