Elsa del Castillo

El y el Mundial de Qatar 2022 nos dejan varios aprendizajes que bien podrían trasladarse a nuestra vida . Tal vez parezcan obvios, pero no siempre los tenemos presentes.

En ciertas ocasiones, el apetito por la notoriedad individual de un jugador o las ansias por ganar a cualquier precio pueden afectar al conjunto. Así también, la mala lectura del momento para patear al arco o, por el contrario, el juego bonito que no logra concretar un gol. Sin duda, a esto hay que añadirle el rol del entrenador que diseña la con su equipo asesor y que mira el partido desde fuera de la cancha combinando visión de conjunto y gestionando las capacidades de sus jugadores e infundiendo seguridad y motivación. Ha de ser difícil manejar a tantas estrellas, si las hay, si no se tiene legitimidad interna y buena lectura del momento.

Para que los delanteros puedan anotar, es clave jugar con buenos mediocampistas que armen juego. Para evitar las anotaciones del rival, defensas y arquero trabajan en sintonía. Cada rol es relevante y necesario en su momento. De allí el valor de un trabajo en equipo y la importancia de que cada talento esté en el lugar correcto. Por otra parte, sin la lectura adecuada de las oportunidades y los riesgos, que cambian con mucha rapidez, se perderá efectividad.

Como en el fútbol, en las organizaciones, la lectura del entorno y del momento oportuno para desplegar una estrategia son centrales. Hay momentos críticos en los que toca defender porque se juega momentáneamente la sobrevivencia. Hay otros momentos en los que ir armando juego permite prepararse para aprovechar una oportunidad de mercado cuando esta es clara. Pero hay que tener la templanza para no disparar al arco por disparar porque perder el balón nos juega en contra.

Viendo el Mundial de Qatar 2022, escuchaba a quienes saben bastante más que yo de esto afirmar que la selección de España mostraba un juego prudente en cuanto a sus tiros al arco porque buscaba reducir el peligro del contraataque al perder el balón. Que la selección de Marruecos ha destacado por su defensa casi infranqueable y que esto la ha llevado a integrar la lista de semifinalistas. Y que la selección argentina ha logrado el engranaje ideal entre el mediocampo y los delanteros. No solo tienen a una estrella como Messi, tienen a un Messi en un rol en el que hoy puede dar más.

Un buen líder, que sabe ser buen coach, entiende estos momentos, estos roles y potencia el talento individual valorando cada situación y transmitiendo a cada miembro del equipo la relevancia de su función en el conjunto.

En cuanto a la política, se puede trabajar en lo mismo. Se necesita visión, se necesita vocación y mucha capacidad para asumir los grandes retos que tenemos por delante. Tendríamos que haber sido capaces de ir formando equipos competentes que no quieran solo meter un gol, sino armar un juego en el que quien tenga algo que aportar pueda hacerlo y quien busque la individualidad quede en ‘offside’. Lo que está claro es que la improvisación no gana una Copa del Mundo y, en el terreno político, no debería de ganar elecciones.

Elsa del Castillo es profesora del Departamento Académico de Administración de la Universidad del Pacífico