La evidencia científica vs. la Iglesia, por Alfredo Guzmán
La evidencia científica vs. la Iglesia, por Alfredo Guzmán
Alfredo Guzmán

La decisión judicial para que la anticoncepción oral de emergencia (AOE) sea distribuida por el Ministerio de Salud en sus establecimientos ha sido criticada por la Conferencia Episcopal, así como por altos representantes de la Iglesia y de grupos confesionales. Sus argumentos se basan en que la pastilla es abortiva, pero no presentan ninguna evidencia científica, tan solo artículos u opiniones de ONG y médicos que profesan esa creencia. 

Por otro lado, los argumentos a favor de la AOE vienen de instituciones de gran prestigio en el campo de la salud. Entre ellas, la Organización Mundial de la Salud, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, la Federación Latinoamericana de Ginecología y Obstetricia y, en nuestro medio, la Sociedad Peruana de Ginecología y Obstetricia. Esto, pues las evidencias científicas son claras y contundentes, así que intentaré resumirlas en las siguientes líneas.

La AOE actúa inhibiendo o retrasando la ovulación, por lo que impide la fertilización (unión del óvulo con el espermatozoide en la trompa) ya que produce un desfase en un mecanismo biológico perfecto de sincronización. Al no haber fertilización, no hay óvulo fecundado que se pueda implantar en el endometrio (por lo tanto no hay embarazo). 

La AOE tiene una segunda acción: espesa el moco cervical. Esto permite atrapar a los espermatozoides y no dejarlos avanzar en su camino hacia el óvulo. 

Si la AOE se administra cuando la ovulación está muy cerca, la pastilla ya no tiene efecto. Es por ello que su tasa de eficacia es de solo 85%, por lo que ese óvulo podría ser fecundado e implantarse en el endometrio (ya que este no es alterado por la AOE, como se afirma). Existen estudios con microscopía molecular que comparan el endometrio de la misma persona con y sin exposición a la AOE y no encuentran ninguna diferencia.

Sobre a qué se denomina concepción, la Iglesia dice que es el momento de la unión del óvulo con el espermatozoide, y que es allí cuando se inicia la vida de un nuevo ser. La OMS, sin embargo, considera que sucede en la implantación del óvulo fecundado en el endometrio, porque es solo en ese momento que se tiene evidencia bioquímica de que hay un posible embarazo. Antes no puede saberse si se ha producido la fertilización, ni se conoce cuáles son las condiciones del óvulo en su desarrollo y transporte. 

Sobre el inicio de la vida, los científicos consideramos que la vida es un continuo. Todas las células del organismo están vivas y la unión del óvulo con el espermatozoide –es decir, dos células vivas– produce un grupo de células que si se desarrollan sin problemas podrán dar lugar a un embrión. Pero es cierto también que esta unión puede derivar en un saco sin embrión o en una mola hidatidiforme, que en absoluto es un ser humano.

Creo que la Iglesia no puede seguir negando las evidencias científicas que son muchas, ni puede seguir desinformando a la población, salvo que sea parte de una consigna ideológica oponerse a cualquier método anticonceptivo y a que se brinde educación sexual en las escuelas. Lo que la Iglesia debería hacer es ponerse del lado de la población y comprender que las mujeres tienen derecho a ejercer su sexualidad y reproducción con responsabilidad. Y aceptar que el Estado pueda ofrecer a las mujeres más vulnerables la posibilidad de contar en forma gratuita con el único método poscoital que puede impedir un embarazo no deseado o un embarazo por violación.