Favoritos en campaña, por Isabella Falco
Favoritos en campaña, por Isabella Falco
Isabella Falco

El rol de los asesores de comunicaciones en una campaña política no es solo proponer cómo decir las cosas sino, sobre todo, qué decir. Cuándo. A quién. Y por qué medio. 

Su tarea es fijarse una meta realista, basada en el conocimiento del electorado, y enfocarse en alcanzarla. En ese sentido, los objetivos que los candidatos se pueden plantear son cuatro: ganar en primera vuelta, ganar la primera vuelta, quedar segundo en la primera vuelta y, finalmente, ganar la segunda vuelta.

Estudiemos estos hipotéticos escenarios con los finalistas.

Escenario 1: ganar en primera vuelta. Como se ha desarrollado la campaña, parece que solo la candidata de Fuerza Popular puede apuntar a este objetivo. Y el equipo de Keiko Fujimori lo ha hecho bien. Su campaña naranja de gráfica limpia con la ubicua letra K es uniforme y cercana, mientras que su jingle hace bailar hasta al más reticente. No obstante, le cuesta salir de su zona de confort para atraer a un público indiferente u opositor.

Escenario 2: ganar la primera vuelta. De no conseguir el 50% más uno de los votos este domingo, todo indica que Keiko tiene garantizado su pase a la segunda vuelta en primer lugar. A estas alturas ningún otro candidato puede aspirar a alcanzar ese objetivo. 

Escenario 3: quedar segundo en la primera vuelta. Este es el objetivo al que apuntan todos los demás candidatos que quedan en carrera. Y es aquí donde empiezan los problemas.

PPK hace una campaña que apuesta a ganador. Pero ha cambiado varias veces de equipo y debe estar arrepentido de no haber contratado a Favre en un principio, pues tantos mensajes superpuestos terminan por confundir. El PPKuy bailaba con la PPKuya hasta que se les acabó el recreo y todos nos vamos haciendo viejos de tanto esperar. Lo cierto es que a PPK no le resulta fácil hacer de humilde segundo, le cuesta bajar de su Harley al llano. Y cuando sus asesores le recuerdan que la carrera es cuesta arriba, que sus contendores ya le pisan los talones, responde con exabruptos que contradicen los mensajes de su bien orquestada última campaña.

Verónika Mendoza, en cambio, es la perfecta segunda. Nunca se esperó llegar tan alto, tan lejos, tan rápido. Por eso celebra con entusiasmo cada palmo de terreno recorrido, cada pequeño triunfo, cada nuevo adepto, y no se ofrece a pasar la prueba grafológica por si se demuestra que escribió en las agendas de Nadine. Los ‘troleos’ y maltratos de sus detractores no han hecho más que catapultar su campaña y lograr que cientos de votantes digan ¡Allinyachu kashanki, Vero! 

Barnechea, por su lado, ha hecho una campaña inteligente porque desde el comienzo puso la mira en la meta: quedar segundo en la primera vuelta. Ocupar el centro. Marcar distancia con el discurso neoliberal de PPK y el izquierdista radical de Vero. Pero a él, como a PPK, le cuesta ceñirse al guión de la campaña y calzarse los zapatos del segundo. Le queda chico el sombrero, se le indigesta la comida y lo cortés le quita lo valiente.

Escenario 4: ganar la segunda vuelta. En esta contienda después del domingo quedarán solo dos candidatos compitiendo por llegar a la presidencia del Perú: Keiko y No a Keiko. A ver quién gana.