Entre golpes y ascensos, por Roberto Chiabra León
Entre golpes y ascensos, por Roberto Chiabra León
Roberto Chiabra León

En las últimas semanas se ha venido alertando sobre los posibles riesgos de un inverosímil golpe militar y sobre favoritismos en los ascensos a generales de división en el , lo que atentaría contra la vigencia democrática del país y la institucionalidad de las . Las personas preocupadas hacen más creíbles estas circunstancias al presentar como denominador común a los miembros de la promoción del presidente Ollanta Humala. 

Por una parte, ciertos periodistas alertan respecto a supuesta información verosímil de un alto mando del EP: “” (“Perú21”, 13 de setiembre). No se necesita dar detalles, porque el alto mando está conformado por el comandante general, el jefe del Estado Mayor y el inspector general. Es evidente que alguno de los tres tiene que haber sido, pues, de otro modo, el cargo quedaría muy ancho. 

Felizmente para quienes creemos en la democracia constitucional, la posibilidad de un golpe militar que irrumpa ilegítimamente en nuestra forma de gobierno forma parte del pasado. Lamentablemente, sin embargo, no estamos libres de aventureros que permanente e irresponsablemente buscan desestabilizar al gobierno promoviendo la vacancia del presidente de turno, censurando a sus gabinetes y alertando sobre supuestos golpes cívico-militares (como sucedió en el 2004 con el entonces presidente regional de Lambayeque), sin tener en cuenta que hoy las Fuerzas Armadas saben de sobra que solo están subordinadas al poder constitucional y no al gobierno de turno. 

Por otra parte, están quienes se muestran preocupados por los ascensos, reprueban la cantidad de ascendidos, los lazos de familia, amistad y arma, pero no son honestos en decir que los criticados son los primeros en su especialidad desde cadetes y que tienen el mérito de ascender tras mantener el primer puesto durante más de 30 años de carrera. Omiten que al asumir el presidente Humala ya había un general de brigada de su promoción y los otros ya eran candidatos al ascenso. ¿Qué era lo que correspondía? ¿Que por ser de su promoción no ascendieran? ¿Sería esto justo?

También critican un decreto supremo que modifica el reglamento de la y establece un período de transitoriedad. Olvidan mencionar que es la tercera vez que esto se hace –por los abusos del poder político, que sí deben ser censurados–. Al darse una nueva ley, que incrementó el tiempo de servicio a 38 años primero, y a 40 años después (pues, en caso contrario, no habría ascensos por tres años en las Fuerzas Armadas, y no solo en el EP, como se presenta), ¿por qué no se reclamó en el 2008 que el decreto supremo afectaba a las Fuerzas Armadas? Al no haber pases al retiro por tiempo cumplido, oficiales que no tenían ni 35 años de servicio fueron pasados al retiro para cubrir estas vacantes.

Para tener un mejor Perú, se requiere respetar a las instituciones y a las personas que las integran. La descalificación fácil se ha convertido en el deporte favorito de los resentidos, frustrados y desleales, pero –sobre todo– de los hipócritas, que serán los primeros en felicitar, emocionados, a los nuevos ascendidos.