Keiko, ¿y tu Plan Perú?, por Fernando Vivas
Keiko, ¿y tu Plan Perú?, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

Además de Odebrecht, hay un país por gobernar. Y dos fuerzas que deben entenderse. Rebobinemos: Keiko se retrajo tras su amargo balconazo. La censura a Saavedra le permitió robar iniciativa a PPK, pero le dejó un perfil de conservadora intransigente que pesa mucho en su mochila. De ahí vino el diálogo, que alivió a ambos, gobierno y oposición. Luego llegó el megaescándalo que nos ha hecho pasar el Año Nuevo en shock.

Odebrecht le sienta bien al fujimorismo. Le permite equiparar la cancha de las culpas históricas. Y no creo que investigar si los brasileños coimearon durante el fujimorato sea trascendental. Ese gobierno ya lleva puesta la etiqueta de corrupto. En los 90, Montesinos hizo de la corrupción un proyecto político del gobierno para asegurar su continuidad. En el nuevo milenio las cosas cambian: la corrupción es un subalterno proyecto tecnocrático con aliados políticos de turno. 

Fin del ‘rewind’. Tras desbarrar en sus primeras reacciones al Caso Odebrecht, PPK se corrigió y encontró una nueva iniciativa: la presentación de los 112 decretos creados en el uso de las facultades legislativas que le otorgó el Congreso. Todo un importante acto de gobierno simplificador y modernizador. 

Ahora Keiko tiene un nuevo dilema: podar este paquete oficialista, afirmando su poder de veto congresal sobre la solvencia técnica del gobierno; o reclamar que de ese paquete algo es suyo y en la próxima legislatura veremos cero delegación de facultades y puro Plan Perú (su plan de gobierno que prometió convertir en agenda legislativa).

Ojalá que prime lo segundo en Fuerza Popular: agenda proactiva y no obstructiva. Ahora bien, para que eso pase, hace falta, del lado del gobierno, una estrategia de convencimiento en la que PPK y Fernando Zavala empiecen por agradecer las facultades otorgadas y reconozcan, si la hubo, la inclusión de sugerencias ajenas. Si el paquete es fruto de una delegación y para ella hubo un acuerdo sobre los temas y alcances de los decretos, entonces los resultados se pueden en alguna medida compartir.

Ayer estuve con un plural grupo de colegas en una reunión informativa en la que el presidente, el primer ministro y los ministros involucrados en los decretos nos absolvieron dudas. Por ejemplo, Marisol Pérez Tello me aclaró que la Comisión Presidencial de Integridad no trabajó por gusto, pues sí llegó, a última hora, a recoger algunas de sus recomendaciones en los decretos relacionados a la lucha contra la corrupción. 

El paquete luce mejor cuando Zavala explica la pulida transversal que le hizo la PCM antes de publicarlo. Pero vaya que aún les hace falta una estrategia política para evitar que el Congreso se cebe en los decretos.