Kuczynski en Estados Unidos, por Óscar Vidarte
Kuczynski en Estados Unidos, por Óscar Vidarte
Óscar Vidarte A.

El viaje del presidente Pedro Pablo Kuczynski a Estados Unidos y la reunión que hoy sostendrá con Donald Trump se dan en un momento muy particular, de mucha incertidumbre sobre el futuro de la política exterior de la potencia mundial para con nuestra región. Las duras políticas migratorias que busca implementar, que afectarían principalmente a la comunidad latina, y la mala relación que se viene gestando entre EE.UU. y México, configuran un contexto poco favorable. Sin embargo, a pesar del difícil momento, la visita oficial de Kuczynski constituye una excelente oportunidad para la diplomacia peruana de demostrar las fortalezas de nuestra política exterior.

En primer lugar, el hecho de ser el primer encuentro de Trump con un presidente latinoamericano, luego de la fallida reunión con el gobernante mexicano, Enrique Peña Nieto, genera mucha expectativa en la región, sobre todo en aquellos países que buscan mantener o construir una buena relación con EE.UU. (como Chile, Colombia, Argentina y Brasil). En ese sentido, considerando la poca relevancia que ha tenido América Latina para la política exterior de EE.UU. en las últimas décadas y el desconocimiento que se tiene acerca de cómo comprende Trump a nuestra región, cada paso que dé Kuczynski y el vínculo que pueda construir con el nuevo gobierno republicano será analizado en el vecindario con mucha atención.

Por otro lado, pensando en nuestros propios intereses, resulta fundamental continuar con una óptima relación que ha consolidado al Perú como uno de los principales aliados de EE.UU. en esta parte del mundo. Pero ello no será sencillo y nuestra política exterior deberá ser muy inteligente. Seguramente Kuczynski tendrá que hacer referencia al compromiso de los diferentes gobiernos peruanos con las políticas económicas promovidas por EE.UU. desde la década del noventa, a la estrecha (aunque insuficiente) cooperación que existe en materia de lucha contra el narcotráfico, al rol que el gobierno peruano puede tener a nivel regional para hacer frente a la difícil situación que se vive en Venezuela, y al apoyo que el Perú puede brindarle a EE.UU. en esta nueva etapa de guerra contra el terrorismo a partir de nuestra propia experiencia reciente.

Pero, frente a un gobierno que parece no importarle dañar su relación con la OTAN y la Unión Europea, ¿qué tan importante resulta el Perú? Poco. Además, tengamos en cuenta que Trump es muy crítico del papel que tiene la economía china en el mundo, llegando a considerar al gigante asiático como un enemigo de EE.UU., mientras que para el Perú –recordemos la primera visita oficial de Kuczynski al exterior– China constituye nuestro principal socio comercial, con cada vez mayor trascendencia en el ámbito de las inversiones mineras. 

Así, en caso de que EE.UU. nos pida una posición más clara al respecto, ¿cómo vamos a manejar esta situación? ¿Vamos a poder continuar nuestro acercamiento a China como se ha especulado frente al retiro del gobierno estadounidense del TPP? Nuestra diplomacia deberá estar atenta a escenarios imprevisibles. ¿Cómo debemos reaccionar si Trump le pide a Kuczynski renegociar el TLC firmado en el 2006 pero vigente desde el 2009?

Esta gira es de gran relevancia para el Perú, por la agenda bilateral que existe con la potencia mundial y la reputación que podemos lograr en la región frente al hecho de poder marcar la pauta de cómo será el vínculo de nuestros países con EE.UU. en los próximos años. No obstante la asimetría con el país norteamericano es evidente, el Perú puede servir de buen ejemplo de cómo construir una relación en tan extrañas circunstancias. Y pensar que hace pocos días algunos de nuestros congresistas cuestionaron y minimizaron la importancia de esta visita… como para no creerlo.