Los millennials nos hemos convertido en una generación perdida. La primera en más de un siglo, luego de la que nació a finales del siglo XIX y que vio sus esperanzas y proyectos de vida truncos por las dos guerras mundiales. A los millennials nos llegó la crisis financiera del 2008 cuando salíamos al mercado laboral, y ahora el coronavirus se mete por nuestras narices cuando, ya en la adultez, estamos en edad de formar una familia. En los momentos más decisivos de nuestras vidas, el mundo nos ha estornudado en la cara.

Los millennials todavía tienen cicatrices físicas y emocionales de la recesión mundial del 2008. Sobre todo los de países desarrollados. Cuando salían de la universidad con una pesada mochila de deudas estudiantiles, la crisis económica retrasó o truncó sus sueños profesionales y personales. En Estados Unidos el desempleo de jóvenes entre 16 y 24 años en el 2010 superaba el 25%, más del doble que cualquier otra generación en el mismo momento, según “Advisor Perspectives”, y hoy dos terceras partes de los millennials no tienen ahorros. El promedio tiene 34% menos riqueza familiar que sus padres. La visión que tienen los millennials de la vida es más desesperanzadora porque son la generación más pobre en mucho tiempo. Nada agradable saber que no les podrás dar a tus hijos el mismo nivel de vida que tus padres te dieron a ti.

Cierto es que en el Perú la situación es un poco distinta. El Perú se defendió bien durante la crisis del 2008 y la mayoría de millennials aquí no sale de la universidad endeudada. Este grupo es, además, más parecido a la generación X. Pero eso no implica que los centennials, nacidos a partir de 1995, no vayan a sufrir las mismas consecuencias. El desempleo juvenil se ha convertido en un grave problema nacional, según ha reportado este Diario.

Y ahora el coronavirus, este enemigo invisible e incierto que nadie puede detener pero que deja una certidumbre: la recesión pronosticada será otro descalabro económico para los millennials. En la etapa más productiva de sus vidas y en edad de sentar cabeza, estos jóvenes ya no tan jóvenes comenzarán a posponer sus planes de formar una familia. ¿Algún millennial en su sano juicio tendrá hijos el próximo año? De los pocos privilegiados, ¿alguien comprará una vivienda (esos bienes cada vez más difíciles de adquirir)?

El coronavirus será la crisis socioeconómica que definitivamente convierta a los millennials en la nueva generación perdida. Es la única generación que todavía no recupera su nivel salarial tras la hecatombe financiera del 2008. Su sueldo a los 30 años es todavía 7% menor de lo que era a los veinte, según el ‘think tank’ Resolution Foundation. Un artículo de la revista “The Atlantic” publicado en agosto del 2019, casi como presagio, decía que la siguiente crisis económica “destruirá” a los millennials porque los cogerá endeudados y sin ahorros.

Esto hace que los millennials tengan severas consecuencias emocionales. No ayuda tampoco que esta generación tan comprometida con el medio ambiente haya visto cómo en pocos meses diversos incendios han destruido la Amazonía y Australia, y que, como el coronavirus, fueron originados por la misma humanidad. Con menos oportunidades y viendo en sus celulares cómo poco a poco el planeta se viene abajo, es difícil que esta generación pueda tener esperanzas en el futuro.

Será por eso también que los millennials no planifican, que prefieren el placer instantáneo, que “la fluyen”. Esa desesperanza se intenta curar cosméticamente con una vida bonita en Instagram. Cuando tus sueños y tu futuro te los revientan situaciones sobre las que no tienes ningún control, cuando formas parte de una generación perdida, qué más da el mañana.