"Es importante que quienes residen en la capital puedan movilizarse sin problemas por sus calles, llegando a sus destinos con rapidez y comodidad". (Foto: El Comercio)
"Es importante que quienes residen en la capital puedan movilizarse sin problemas por sus calles, llegando a sus destinos con rapidez y comodidad". (Foto: El Comercio)
Arturo Woodman P.

Coincido con los planteamientos de destacados técnicos, urbanistas y algunas autoridades municipales: Lima debe perfilarse a ser una ciudad sostenible, así como muchas otras ciudades en el mundo. Se debe promover que quienes viven en Lima tengan prioridad sobre los vehículos. A la vez, se debe cuidar a la ciudad. Que se construyan parques, calles y avenidas más amplias y armónicas que den como resultado una ciudad más atractiva para vivir. Sobre todo, se debe promover que la tecnología se imponga para solucionar actuales inconvenientes (como la inseguridad ciudadana y el tránsito, que se ha tornado asfixiante).

Los semáforos deben sincronizarse de manera eficiente para promover, así, el flujo controlado de vehículos, personas y transporte público. Y, por supuesto, no debemos perder atención en el cuidado del medio ambiente. Lima necesita edificios verdes, que den facilidades a los peatones, a los ciclistas, y que incluso motiven el uso de los automóviles eléctricos. La ciudad necesita que los cableados de los diversos servicios sean subterráneos. Londres, París, Ámsterdam, Nueva York y especialmente Barcelona son ejemplos a seguir.

Pero hay que ser realistas, a Lima le falta mucho para alcanzar estos ideales. Sin embargo, un primer paso, definitivamente, sería mejorar el transporte público. La descongestión del tránsito sería una consecuencia directa de ello. Es importante que quienes residen en la capital puedan movilizarse sin problemas por sus calles, llegando a sus destinos con rapidez y comodidad.

Es cierto que el Gobierno y la Municipalidad Metropolitana de Lima vienen dando pasos positivos para mejorar el sistema de transporte público. Existe el Metropolitano y se están implementando cuatro corredores segregados. Asimismo, contamos con la línea 1 del metro de Lima, un nuevo tren subterráneo en construcción (la línea 2 del metro) y otras líneas en camino. Existen también otros proyectos como las avenidas perimetrales, trenes de cercanía, un servicio de cabotaje eficiente y la propuesta de ley recientemente presentada por el Ejecutivo para crear una autoridad única de transporte.

Pero se necesita más. De no tener operativo un transporte público integral, el tránsito no mejorará. Hay que recordar que al año ingresan más de 100.000 vehículos al parque automotor de la ciudad. Esto quiere decir que en cinco años estarán circulando en Lima medio millón de vehículos más.

He residido muchos años en los distritos de Miraflores y San Isidro, y aprecio las mejoras que siempre se han venido implementando en ellos. Pero sus actuales autoridades tienen que aceptar que se necesitan más ‘by-pass’ o, en casos especiales, vías elevadas, puentes o túneles para aliviar el tránsito. Un gran ejemplo es el que existe en el cruce de las avenidas Arequipa y Javier Prado, el puente Eduardo Villarán Freire, nombrado en honor al alcalde de San Isidro que lo construyó hace más de 50 años.

Es importante, además, que los alcaldes distritales reconozcan que avenidas como Angamos, Salaverry, Arequipa o Javier Prado son metropolitanas y no propiedad de los municipios que cruzan. Especialmente cuando son miles de ciudadanos los que se trasladan por ellas cada día.

Por lo indicado, es necesario que tanto el Gobierno como las autoridades municipales impulsen una solución integral del transporte público y del actual asfixiante tráfico de Lima.