“Los museos son más bondadosos que otros espacios públicos, ya que posibilitan visitas con distanciamiento social tal como sucede con los museos de Asia y Europa que están reabriendo”.
“Los museos son más bondadosos que otros espacios públicos, ya que posibilitan visitas con distanciamiento social tal como sucede con los museos de Asia y Europa que están reabriendo”.
Daniel  Alfaro

Los museos son también escuelas. Nos recuerdan quiénes somos, de dónde venimos y nos ayudan a seguir adelante. Sin ellos, la memoria del país no tendría un lugar donde contar sus historias. Por eso, en tiempos de COVID-19, los museos son aun más necesarios. Dejarlos a su suerte ocasionaría su extinción y, con ello, perderíamos una valiosa oportunidad para reinventarnos como país.

Los museos, antes del aterrizaje del COVID-19, estaban resfriados. El poco interés que despertaban en sus públicos era un síntoma preocupante. Otras actividades de tiempo libre –como ir a centros comerciales, pasear por los parques o descansar en la playa– resultaban más seductoras. En cambio, ir a museos fue cada vez menos valorado: su preferencia dentro de los limeños bajó del 23%, en el 2015, al 14%, en el 2018 (Lima Cómo Vamos, 2019).

La medicina para combatir este resfrío no se administró a tiempo: un diagnóstico promovido por Innóvate Perú (2018) identificó que menos de la mitad de un grupo de museos privados en Lima gestiona de manera estratégica las oportunidades que se presentan, mientras que en el caso de los museos públicos, un estudio del Ministerio de Cultura (2020) encontró que solo el 5% cumple apropiadamente con las tareas de exhibición y difusión. ¡Solo el 5%!

Esta problemática, de los museos y sus públicos, no es exclusiva del Perú. Recientemente, el Consejo Internacional de Museos postergó la aprobación de un nuevo concepto de museos, que propone resaltar su rol democratizador con contenidos que reconozcan y aborden los desafíos del presente. Ahora, con el acecho del virus, su aprobación resulta imperiosa.

Combatir al COVID-19 con un resfriado es difícil, pero no imposible. Ello debido a que los museos son más bondadosos que otros espacios públicos, ya que posibilitan visitas con distanciamiento social tal como sucede con los museos de Asia y Europa que están reabriendo. También pueden plantear un retorno a la nueva normalidad de manera gradual, donde cumplan un rol formador para que sus públicos mejoren sus hábitos en recintos cerrados.

Mientras llegue esta nueva normalidad, lo digital será gravitante. La primera reacción de los museos fue apurar la activación de sus redes sociales para liberar contenidos y emitir mensajes que empaticen con los sentimientos despertados por la cuarentena. Lo próximo será digitalizar las experiencias del mundo físico: visitas virtuales, venta de productos por delivery, clases en línea, entre otros. Y el gran cambio digital llegará cuando las nuevas experiencias museísticas se diseñen en los formatos virtuales y no pretendan replicar la experiencia física.

El problema de corto plazo es que el resfrío de los museos, sobre todo de los privados, no les permitirá sobrevivir al embate del virus por temas estrictamente financieros. Por definición, los museos son organizaciones sin fines de lucro con escasos recursos para cumplir sus misiones, por lo que su precariedad para combatir el COVID-19 es evidente. De ahí que las ayudas del Estado, con créditos blandos, subsidio a las planillas o apoyos para la conservación, deberán suceder a lo largo de este año. Salvar puestos de trabajo e impedir que las cadenas de pago se rompan son los objetivos más importantes durante este año.

Mantener los museos vivos es una tarea titánica y, por tanto, será un termómetro de la importancia que la sociedad otorga a lo más preciado que tiene, su identidad. Conocedores de esta situación, los museos extenderán sus brazos lo más que se pueda, por convicción y por necesidad, para que junto con el Estado se pueda superar la crisis. Sin embargo, ambos necesitan de ustedes. Si la preferencia por visitar museos virtuales o bioseguros sigue cayendo durante la nueva normalidad, la advertencia es clara: perderemos una gran escuela donde aprender a conectar con nuestra identidad para proyectar mejores futuros. Usted elige.