"La primera responsabilidad de acabar con esta pesadilla la tenemos los venezolanos, pero la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados esperando a que esta toque sus puertas".
"La primera responsabilidad de acabar con esta pesadilla la tenemos los venezolanos, pero la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados esperando a que esta toque sus puertas".
Carlos Scull

La lucha por la recuperación de la democracia en no ha sido fácil. Hemos avanzado mucho con el reconocimiento de por 55 países, el respaldo de la mayoría de la población venezolana y la recuperación de activos que estaban bajo el control de la dictadura. Sin embargo, no hemos logrado lo primordial que es el cese de la usurpación de en el poder. Esto no ha sucedido por diversas razones, entre ellas, la represión contra los venezolanos que ha terminado en muertes y presos políticos.

Este 2020 comenzó con el asalto a la Asamblea Nacional, con el régimen intentando comprar diputados para evitar que el Parlamento sesionara, pero que no pudieron con la dignidad de 100 de ellos que, cumpliendo con los requerimientos constitucionales, reeligieron a Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y presidente (e) de Venezuela.

Los venezolanos tenemos que conseguir una presión interna que desemboque en la salida de Maduro y en elecciones presidenciales justas y transparentes. Para lograrlo, necesitamos el apoyo de la comunidad internacional, pero especialmente de América Latina. El modelo criminal y narcoterrorista no es solo un problema venezolano; busca desestabilizar las democracias en el continente por medios antidemocráticos amenazando la institucionalidad de la región.

El comandante general de las Fuerzas Militares de Colombia, Luis Fernando Navarro, afirmó que el 44% de las fuerzas del ELN se encuentran en Venezuela, desde donde planean acciones terroristas y reclutan a jóvenes y niños en la frontera. También hay que sumar el refugio que Maduro brinda a las disidencias de las FARC, convirtiendo nuestro territorio en un paraíso para los que quieren seguir sembrando la muerte en Colombia. En el resto de la región, el chavismo utiliza sus sedes diplomáticas para fomentar la violencia, infiltrando protestas y utilizando las redes sociales –incluyendo el canal Telesur– para promover el caos.

Desde que Nicolás Maduro asumió el poder, el narcotráfico completa la caja de la dictadura. Según una investigación de CNN, en el 2017 se calculaba que semanalmente salían dos vuelos con cargamento de drogas desde Venezuela. Para el 2018, el ritmo aumentó a casi un vuelo diario. Y en el 2019, se reportaron hasta ocho vuelos en un solo día. Hoy Venezuela es un puente aéreo para el envío de narcóticos a todo el mundo.

Otro peligro ha sido cómo el régimen pretende transpolar conflictos en el Medio Oriente brindando apoyo directo a Hezbolá –organización terrorista apoyada por Irán–. A lo largo de los años, el chavismo ha sido acusado de facilitar el lavado de dinero para el financiamiento de Hezbolá, así como de otorgar pasaportes a varios de sus miembros. Los recursos para financiar grupos terroristas provienen en su mayoría de la minería ilegal en el llamado Arco Minero, al sur de Venezuela, que ha resultado en desplazamientos forzosos de pueblos indígenas, muertes y daños al medio ambiente.

Maduro ha ocasionado que casi cinco millones de venezolanos salgan debido a la crisis humanitaria. La OEA estima que este número puede llegar a los siete millones, lo que se convertiría en la primera crisis de refugiados de alcance mundial, sobrepasando a la siria. La crisis migratoria no cesará hasta que Maduro salga del poder.

La primera responsabilidad de acabar con esta pesadilla la tenemos los venezolanos, pero la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados esperando a que esta toque sus puertas. Hace 20 años muchos pensaron que las tragedias que suceden en Venezuela no iban nunca a materializarse. Por eso, los ciudadanos del continente tienen que tomar esta situación con la seriedad y preocupación que exigen las circunstancias. La libertad de Venezuela será la de todo un continente, pero tenemos que hacer un esfuerzo en conjunto para alcanzarla.