El mito de las balas dum dum, por Rodrigo López
El mito de las balas dum dum, por Rodrigo López
Rodrigo López Landauro

Recientemente dos eventos desencadenaron un debate lleno de desinformación, exageración y error. 

Un sereno de Lima fue herido por un delincuente y una bala le causó fracturas y mucho daño en un brazo. No está claro el origen de la hipótesis de la supuesta bala dum dum que el delincuente utilizó, pero empezó a circular esa versión. Incluso este Diario publicó una nota llena de errores y prejuicios, pese a que la redactora me llamó previamente y le expliqué con detalles técnicos e históricos, los fundamentos, consecuencias y usos de las balas expansivas.

El 6 de julio se publicó el reglamento de la nueva ley de armas de fuego de uso civil que, entre muchos cambios, elimina la prohibición de usar municiones expansivas. Esta coincidencia causó escándalo: ¿cómo es posible que el gobierno permita para uso civil las inhumanas balas dum dum?

Empecemos por lo básico. Las dum dum actualmente no existen. A finales del siglo XIX, los británicos desarrollaron una nueva munición para fusil, tipo expansiva, en su fábrica de Dum Dum (una ciudad cercana a Calcuta, India), mucho más eficiente para detener los ataques de enemigos tribales en sus colonias (orientales y africanas). Sin embargo, sus vecinos europeos estigmatizaron esta munición con argumentos sobre su “inhumanidad”, pero el trasfondo era realmente político: evitar esta ventaja táctica de los ingleses. 

Las conferencias de La Haya en 1899 establecieron la prohibición del uso de “municiones que se expandan o aplanen fácilmente”. Una prohibición aplicable a las naciones firmantes en caso de guerra. Conclusión: las dum dum tuvieron una corta vida en servicio (unos 10 años) y luego tuvieron que descartarse.

Hoy existen muchas variedades de munición expansiva o de punta hueca, y son ampliamente usadas por muchos policías alrededor del mundo. Estas balas no se fragmentan ni explotan, son casi imposibles de fabricar artesanalmente y no se pueden rellenar de mercurio o explosivos. Están diseñadas para expandirse al impacto (aumentan su diámetro) y, consecuentemente, reducen considerablemente la posibilidad de una sobrepenetración. 

Esto tiene dos beneficios para el uso defensivo. Por un lado, al no traspasarlo, la bala le transfiere toda su energía al objetivo, con lo que el impacto es más fuerte y aumenta la posibilidad de inhabilitar al atacante con un mínimo de disparos. El objetivo de un arma defensiva es detener la agresión ilegítima que amenaza una vida y en eso la munición expansiva es más eficiente. Por otro lado, al no traspasar el objetivo, la bala no podrá dañar a alguien o a algo que no se pretende impactar con un disparo, lo que sucede frecuentemente con balas comunes. 

¿Las balas expansivas causan más daño? Probablemente, pero a un delincuente que busca causar lesiones o matar. ¿Arrancan brazos, destrozan entrañas y pulverizan huesos? Falso, son mitos sin base científica. ¿Son inhumanas? Yo creo que es más inhumano un criminal que no tiene el menor respeto por la vida de sus víctimas. ¿Es peligroso que municiones expansivas caigan en manos de la delincuencia? Sí, pero prohibir su uso civil no lo impedirá. 

En realidad, las balas expansivas son más seguras, reducen la cantidad de disparos requeridos para detener un ataque ilegítimo y minimizan los daños colaterales. 

Finalmente, no existe ningún tratado internacional que prohíba la munición expansiva para uso civil o policial. Basta de mitos