Mujeres emprendedoras, por Debbie Jaffe
Mujeres emprendedoras, por Debbie Jaffe

Hoy en día hay muchas oportunidades para la creación y desarrollo de empresas lideradas por mujeres en el Perú, aunque nos encontramos en un punto de inflexión en el desarrollo del ecosistema “digital” donde todavía no hay la unión perfecta entre el talento y las oportunidades y recursos para apoyar a nuevas emprendedoras. No solo hablamos de aspectos profesionales –como asesoría, inversionistas, contactos en la industria–, sino también sobre retos personales, como el apoyo de sus familiares. 

Desde hace más de diez años se vienen implementando en distintos países del Primer Mundo ciertos programas que permiten mayores oportunidades de crecimiento para las mujeres que deciden emprender un negocio. Las historias de éxito contadas por los medios de comunicación, las políticas públicas impulsadas por gobiernos más inclusivos y los distintos eventos de networking han ayudado a que las emprendedoras se sientan respaldadas y continúen su camino al éxito. En el Perú, aunque en menor medida, impulsar el ecosistema de emprendimiento femenino ya forma parte de la agenda.

Podemos apreciar un crecimiento de interés en el emprendimiento femenino de varias fuentes, tales como programas de gobierno, interés por parte de los inversionistas locales y extranjeros, el sector privado, mayor oferta de programas educativos de posgrado, etc., para brindar las herramientas necesarias a las mujeres emprendedoras en cada etapa de desarrollo: desde una niña que inicia un negocio de venta de limonadas con sus amigas hasta mujeres de la tercera edad que deciden lanzar un negocio propio luego de jubilarse. Las oportunidades deben ser aprovechadas por todas, no hay edad para emprender. 

Es importante el aporte femenino en el desarrollo y crecimiento de una empresa.  Su punto de vista no solo genera ideas nuevas en industrias históricamente enfocadas en mercados de mujeres –tales como moda, familia, cocina–, sino también en un rol múltiple como empresaria, mamá, hija, pareja, deportista, hermana. Por lo general, las mujeres tienen buena experiencia manejando varias tareas al mismo tiempo, traduciéndose en una mayor atención al detalle. 

Para impulsar el ecosistema de emprendimiento femenino en el Perú hay varias ramas que tienen que crecer. Primero, es muy importante fomentar un trabajo acompañado estudiante-profesor en función a proyectos; es decir, a la concepción y desarrollo de una idea. Esto debe trabajarse desde la primaria y no debería interrumpirse hasta culminar estudios superiores. 

Segundo, el gobierno debe impulsar políticas públicas, fondos y otros programas que permitan a la mujer desarrollar habilidades blandas para concretar sus proyectos, acceso a créditos, formar empresas en poco tiempo y hacer atractiva la formalización con beneficios tangibles. 

Tercero, pero más importante, es el rol de la familia y el apoyo que brindan desde casa. Muchos emprendimientos no llegan a buen puerto cuando las familias, en lugar de motivar a sus hijas a seguir sus sueños, desalientan sus iniciativas.

Me gustaría pensar que el panorama local para la creación y desarrollo de empresas lideradas por mujeres de acá a unos diez años tendrá un crecimiento exponencial. Hoy las emprendedoras cuentan con el apoyo de organizaciones internacionales y programas nacionales como Endeavor, Wayra, Start-Up Perú, que incuban, aceleran y promueven emprendimientos acompañándolas a crecer en distintas partes del proceso. Es importante resaltar también que cada emprendedora deberá crear y afianzar una red de contactos y mentores para asegurar que el panorama siga creciendo. Es un hecho que cada emprendedora puede ayudar a diez emprendedoras en el futuro. 

Hoy tenemos que mirar todos los enlaces de la cadena para asegurar el camino de una emprendedora, desde la motivación en casa y la educación primaria, secundaria y superior hasta las oportunidades en cada puesto de trabajo para ejercer liderazgo o conseguir los recursos para lanzar sus propios negocios. En los próximos años debemos enfocarnos en las necesidades inmediatas para asegurar que este inicio –aunque lento– no se detenga. Todas las mujeres tienen y merecen la oportunidad de darle vida y ver crecer sus proyectos empresariales.

*La autora es mentora en Endeavor Perú.