¿Está preparado para los desastres?, por Jorge Vargas Florez
¿Está preparado para los desastres?, por Jorge Vargas Florez

Escucho lamentos por culpa del desastre que viene azotando al país en estos últimos días: “el río causó esto”, “el huaico hizo esto”, etc. Me pregunto: ¿cuánto de responsabilidad nos corresponde como ciudadanos para que esta situación se haya desencadenado? 

Lo que padecemos hoy es la suma de miles de pequeños errores. Desde aquellas personas que arrojaron basura al río y llenaron sus cauces, hasta las autoridades que lo permitieron, incluyendo los padres que no educan a sus hijos en técnicas mínimas de preparación frente a emergencias. 

Desde pequeño mi madre me ha dicho frases que han marcado mi vida. Una de ellas reza: “Donde estés, siempre debes saber valerte por ti mismo, sin depender de nadie ni nada”, es cierto, pero todos juntos podemos más. 

Así, es gracias a los huaicos que hoy hemos podido ver las carencias de planificación urbana y la ausencia de integración e interoperabilidad de las intervenciones institucionales del sistema de respuesta humanitario. Y es gracias a los huaicos que las nuevas inversiones requeridas evitarán futuros desbordes de río y la pérdida de vidas humanas. 

En un artículo publicado en la revista “La Recherche”, el profesor Patrick Lagadec escribió sobre la preparación institucional en la sociedad frente a los desastres: “No se trata de prever lo impredecible, se trata de estar entrenado y ser capaz de enfrentarse a lo impredecible”. Y es que nadie se muere a causa de un terremoto. La gente se muere porque una pared se derrumbó, una manada de gente histérica le pasó por encima, no conocía la puerta de salida (o no estaba señalizada), no tomó la vía de escape o tomó un camino equivocado. 

De la misma manera, nadie se muere por el desborde de un río. Las muertes ocurren porque se construyen casas en un “río seco”, y se asume una exposición al riesgo (sea esta por ignorancia, desconocimiento o necedad). El río no es el responsable. 

Nadie sabe predecir un terremoto ni puede asegurar al 100% si, efectivamente, va a llover. Solo se puede brindar información con un grado de certidumbre expresado por una probabilidad. Sobre el planeta se conoce el equivalente a lo que sería la parte externa de una naranja y abundan las teorías e hipótesis basadas en mediciones indirectas. Entonces, cómo se va a poder predecir algo cuya naturaleza es incierta.

La reducción a la exposición al riesgo antes de un evento perturbador puede y debe ser tratado con acciones de preparación y mitigación a través de conocimientos y entrenamientos por toda la sociedad: adultos, jóvenes y niños. 

Le pregunto, estimado lector, ¿sabe usar un extintor? Sabía, por ejemplo, que echar agua sobre líquidos inflamables solo ayudaría a ampliar el rango de acción del fuego (para estos casos se debe usar un extintor de polvo seco). ¿Sabe realizar el entablillado a una fractura? ¿Conoce los lugares de evacuación de su lugar de trabajo? ¿Conoce los números de teléfono de sus vecinos para usarlos en casos de emergencias?, etc.

No existe un sistema de respuesta humanitario que funcione sin la participación del ciudadano. Es evidente. Si alguien se rompe la pierna bajando las escaleras, puede que lo recomendable sea llamar al personal especializado. Ahora piense lo que ocurre en un terremoto de 8,5 grados que en solo 30 segundos ha dejado en igual o peor situación a 10.000 personas. Con el desborde de un río la situación es similar, entre los primeros en intervenir debe estar la población (amigos, vecinos, familiares), organizada y preparada. Si ellos saben cómo detener una hemorragia o entablillar una fractura, usted tiene mayores posibilidades de sobrevivir. 

El Perú es un país con una geografía increíble y una rica historia ancestral, con gente creativa, buena y trabajadora, pero tiene una carga: su elevada actividad sísmica y vulnerabilidad al cambio climático. Debemos entonces convivir de forma responsable con estas condiciones. La sociedad tiene que elevar su capacidad de resiliencia (esa que posibilita resistir el golpe y persistir para seguir adelante) para llegar a un estado mejor del que nos encontramos. Solo juntos, asumiendo cada uno nuestras tareas, podremos estar mejor preparados frente a cualquier desastre.