“Venderle a la ciudadanía la ilusión de una brigada policial antivenezolana que le dará seguridad en la calle es vender humo”. (Foto: archivo).
“Venderle a la ciudadanía la ilusión de una brigada policial antivenezolana que le dará seguridad en la calle es vender humo”. (Foto: archivo).
Ricardo Valdés

El ministro Carlos Morán ha anunciado para combatir a delincuentes extranjeros. Habla de migrantes venezolanos. Sintoniza con el como el tercer problema de la ciudad. El primer problema para el 72% de los limeños es la inseguridad. Qué duda cabe, y hay que decirlo también, varios antisociales venezolanos se han esforzado por hacer noticia en las últimas semanas.

Esta cifra se relaciona con la percepción de inseguridad de 89,6% y con el incremento de la victimización en Lima Metropolitana que, según el INEI (incluye el Callao), involucra a casi el 31% de la población mayor de 15 años, a noviembre del 2019. En otras palabras, solo en Lima y el Callao, algo más de 2’250.000 personas fueron víctimas de robo, hurto u otro delito en el último año.

¿Esto se combate con una brigada especial? No. Absolutamente no. Pues la brigada especial se orienta hacia el crimen organizado y no hacia los robos, hurtos y violencia que se da en las calles o en el vecindario, y que son las que reflejan las cifras del INEI. Esta es tarea de las comisarías, del patrullaje policial o del patrullaje integrado, de las estrategias de comunicación y análisis de la información, de las zonas de riesgo y horas pico para los delitos callejeros. En suma, se trata de controlar la calle y de darle seguridad a todos los ciudadanos, sean peruanos o extranjeros. Y esa es la responsabilidad que el ministro Morán elude, con anuncios como el de la brigada especial.

Pero no solamente se trata de un anuncio engañoso. Es, también, un anuncio antitécnico y peligroso. Es antitécnico, pues las estrategias no se anuncian, se ejecutan sin publicidad alguna, a menos que se persiga un motivo oculto. Lo que hace el ministro Morán es relacionar el temor de la población frente a la inseguridad, con el delito y los migrantes venezolanos. Y eso es muy peligroso, pues podría estar exponiendo, al rechazo y la ira colectiva, a cualquiera de los 865.000 migrantes venezolanos. Ya en los medios y en las redes sociales aparecen algunas intervenciones denigrantes u otras con intenciones represivas y persecutorias. Varias xenófobas. Si esto se escapa de las manos, ya sabemos dónde encontrar al responsable.

¿Cuántos delincuentes se requieren para asolar Lima y Callao y generar 6.160 víctimas por día, que representan el 31% de victimización? Difícil saberlo, pero aproximadamente el 98% de la población penal en el país son peruanos. Solo el 0,6% de los presos son venezolanos. Por lo tanto, la inseguridad ciudadana y la criminalidad organizada en el Perú es, básicamente, un producto nacional.

Bien haría el ministro Morán en potenciar las comisarías, para que no fuguen los delincuentes, o para intervenir rápida y eficientemente y que no se repitan casos como . Debe incrementar el patrullaje policial, pues apenas el 25,5% de los ciudadanos percibe presencia policial en la calle, que luce abandonada a la delincuencia.

El delito se persigue por especialidad y no por nacionalidad. Venderle a la ciudadanía la ilusión de una brigada policial antivenezolana que le dará seguridad en la calle es vender humo, es sembrar un psicosocial, solo para distraernos del incremento de la inseguridad cotidiana en la ciudad.