(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Ulla Holmquist

¿Puedes imaginar ser una niña o un niño y no querer volver a la escuela porque se burlan de tu color de piel, tu pelo o tu forma de hablar? ¿Te has puesto a pensar cómo sería acudir a un centro de salud y que no te atiendan porque no hablas castellano o por cómo te vistes? ¿O que postules a un puesto de trabajo y te excluyan por tu apellido o por ser de alguna región de los Andes o de la Amazonía? En nuestro país muchas peruanas y peruanos atraviesan a diario estas difíciles experiencias.

¿Racista, yo? Lo cierto es que el 53% de los peruanos considera que somos un país racista; sin embargo, solo el 8% se considera a sí mismo racista (Mincul, 2018). Uno de los principales problemas para erradicar los actos de , y el que los sustenta, es la minimización de sus efectos en las personas. Un ejemplo de ello es la normalización de actos, bromas o insultos racistas, y la reproducción de estereotipos y prejuicios en medios de comunicación, los cuales afectan principalmente a las personas que pertenecen a grupos históricamente discriminados.

¿Estaremos exagerando? Veamos las cifras. Según el último censo nacional, el 30% de peruanos se autoidentifica, por sus costumbres y antepasados, como parte de algún pueblo indígena u originario de los Andes o Amazonía, o de la población afroperuana. Sin embargo, más del 50% de los peruanos se ha sentido discriminado, principalmente, en centros de salud, comisarías y municipalidades, y percibe que los principales motivos son el color de su piel, sus rasgos físicos, su lugar de origen y su forma de hablar (Mincul, 2018). Asimismo, de cada 100 jóvenes afroperuanos entre 18 y 26 años, solo 30 acceden a la educación superior y solo 1 la culmina (EEPA, 2015). Por otro lado, de las 2.703 comunidades nativas de la Amazonía, el 38% registró casos de desnutrición y anemia (INEI, 2017), y de toda la población autoidentificada como indígena u originaria de los Andes, solo el 40,5% alcanzó la educación secundaria (INEI, 2017). Queda claro entonces que el racismo es un problema estructural que desvaloriza nuestra diversidad cultural y excluye a ciertas personas y grupos del ejercicio pleno de sus derechos.

Si bien hemos avanzado en la valoración de nuestras expresiones culturales más visibles, como las fiestas tradicionales, danzas folclóricas y gastronomía, esto no resulta suficiente. En el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, es importante preguntarnos: ¿Respeto y trato por igual a todas las personas que viven en el país? ¿Reconozco como válidas las lenguas, creencias o formas de vida que son distintas a las mías? ¿Estoy dispuesto a reconocer mi propio racismo y a trabajar día a día para hacerle frente?

Es fundamental que nos sumemos a la construcción de un país más justo. Por eso, desde el Poder Ejecutivo, se ha presentado al Congreso el proyecto de ley N° 3793/2018-PE para la prevención, eliminación y sanción del racismo y la discriminación racial. Esta iniciativa legislativa busca dar una respuesta integral a esta problemática, poniendo especial énfasis en los grupos históricamente discriminados, como los pueblos indígenas u originarios andinos y amazónicos, comunidades nativas, campesinas y población afroperuana.

El proyecto de ley contempla la formación de servidores públicos en materia de y discriminación racial; la inclusión de la variable de autoidentificación étnica en los registros administrativos para adecuar la prestación de servicios públicos a las necesidades específicas de la población; la inclusión de protocolos de atención, denuncia y protección de víctimas en entidades públicas y en el sistema de justicia, entre otros.

Entre los cambios más importantes a nivel de sanción, tenemos la incorporación del delito de incitación al odio racial en el Código Penal, así como la inclusión de la discriminación racial como causal de destitución de docentes de escuelas y universidades. Igualmente, se establecen parámetros para sancionar a los establecimientos comerciales que cometan actos de discriminación racial.

Solo si superamos el racismo podremos lograr un país donde todas las voces, necesidades y anhelos sean plenamente reconocidos. Esta es la apuesta del de cara al bicentenario.